El juez de lo mercantil 1 de Palma, Víctor Fernández, absolvió ayer al grupo Barceló de tener que pagar 60 millones de euros (más los intereses) a los acreedores del concursado "holding" Orizonia. La sentencia declara que la compra, en febrero del 2013, por Barceló de la línea aérea Orbest y de 157 agencias de viajes a Orizonia fue beneficiosa para ésta última compañía, que en esas fechas estaba en una "situación crítica".

Los administradores concursales de Orizonia presentaron un incidente concursal contra Barceló para reclamarle 47,2 millones por la compañía aérea Orbest y otros 12,4 millones por las agencias de viajes.

Según los demandantes, Barceló no habría dado a Orizonia las contraprestaciones económicas pactadas en el acuerdo de compraventa y de ahí la reclamación. El dinero estaba destinado a resarcir a los acreedores de Orizonia que el 15 de febrero de 20013 presentó el preconcurso de acreedores, situación de quiebra que fue declarada unos pocos meses después.

La operación objeto de demanda se selló, con la firma de contratos, el 23 de febrero del 2013.

El magistrado Fernández analiza en una estudiada sentencia de 73 folios los últimos meses de vida de Orizonia, su crisis y agonía y el alcance de los contratos firmados con Barceló.

El juez destaca que Orizonia en el invierno del 2012 tenía unas necesidades de caja de 80 millones de euros para poder pagar a su personal y proveedores.

La desaparecida compañía se puso a buscar desesperadamente inversores y se presentaron tres grupos para su posible compra: Capital Group y Vista Capital; Globalia y Grupo Barceló.

El juez describe los pormenores de las ofertas de los tres grupos inversores y narra las vicisitudes por las cuales ninguna prosperó y Orizonia acabó en concurso.

El que tuvo más posibilidades de materializarse fue el intento de compra de Globalia (a la que el concurso de acreedores de Orizonia reclama en otra demanda 14 millones de euros más los intereses), pero se fue a pique por las trabas que le puso la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.

Finalmente Barceló decidió adquirir únicamente parte de Orizonia (la compañía aérea portuguesa y las agencias de viajes), mientras que Globalia se quedó con 11 hoteles de la cadena Luabay, de ahí la otra reclamación que le ha formulado la administración concursal.

La sentencia examina cómo Orizonia acabó muriendo y cerrando sus agencias de viajes y otros centros de trabajo por la falta de liquidez y la imposibilidad de atender las reservas de los clientes y el pago de los alquileres de los locales.

El grupo Barceló se comprometió a dar trabajo a 900 antiguos empleados de Orizonia, aunque finalmente, según resalta la sentencia, contrató a 1.040. También prometió solucionar el problema de los alquileres de las agencias de viajes, aunque de los 157 locales no todos se salvaron del cierre definitivo.

Respecto a la aerolínea Orbest la empresa compradora asumió la plantilla de 49 personas y se comprometió a invertir dinero para que los tres aviones que manejaba la empresa portuguesa en alquiler ("leasing") siguieran operativos.

Barceló dio la cara

La administración concursal mantenía que Barceló, en aquellas agitadas semanas del fin de Orizonia, incumplió sus compromisos de reflotar parte de la compañía y no pagó las cantidades en efectivo que había prometido.

Por el contrario, el magistrado postula que, y por ejemplo, en el caso de los cientos de clientes de Orizonia que se quedaron colgados sin sus viajes por el cierre de las agencias, Barceló ofreció soluciones alternativas a estos consumidores y evitó mayores pérdidas para el desaparecido "holding". Respecto a la plantilla, las contrataciones de Barceló salvaron a Orizonia de las deudas por salarios impagados e indemnizaciones de los trabajadores.