Un total de 2.811 alumnos recibieron el curso pasado ayudas sociales de emergencia para asumir costes de alimentación, material escolar, libro de texto y actividades complementarias. El presupuesto del Fondo Escolar de Emergencia Social para el curso pasado fue de 390.000 euros, de los cuales 120.949 quedaron sin gastar.

Los centros educativos públicos (los concertados quedan excluidos de momento por una cuestión jurídico-administrativa, ha asegurado el conseller de Educación, Martí March) reciben una partida para estas ayudas y tienen autonomía para repartirlas entre los alumnos que detecten que tienen necesidades. Para decidir cómo y cuánto dedican a cada ayuda, la mayoría de centros lo decide a través del Consejo Escolar. Ochenta de los 290 colegios e institutos públicos de las islas no gastaron el dinero que recibieron el año pasado y contarán con ese remanente para este año. Las ayudas se adaptan a las necesidades de cada alumno, no hay una cantidad mínima ni máxima establecida y pueden repartirse en caso de necesidades sobrevenidas o por motivos puntuales, como pagar una excursión o una salida cultural a un niño que no pueda asumir el coste de la actividad.

La partida del fondo se renueva este año con 230.000 euros más, ha señalado la consellera de Asuntos Sociales, Fina Santiago, que ha subrayado la importancia de "conseguir una escuela más equitativa".