"Para este verano, está todo vendido. Hay mucha demanda y a todos nos van a faltar camas". La frase es de Juan José Hidalgo, presidente de Air Europa y del grupo Globalia, pero se le podría atribuir con ligeras variaciones a los primeros ejecutivos y máximos accionistas de cadenas hoteleras como Riu, Barceló, Meliá o Iberostar, que ayer mismo confirmaban que sus beneficios siguen creciendo de la mano de unas reservas turísticas que en Balears son inmejorables. Simplemente, dicen, es imposible vender más, porque no hay nada más que vender. Tanto es así que directivos del peso de Aurelio Vázquez, consejero delegado para el Mediterráneo del grupo Iberostar, confirman que el lleno coincidirá con subidas de precio "de doble dígito", es decir, de más del 10%.

Y son subidas de precios sobre máximos y crecimientos de reservas sobre récords del año 2016. Así que la temporada que poco a poco va empezando, más madrugadora que nunca, se presenta como un éxito de negocio que se da por seguro. "Las expectativas y los datos son excelentes. Claramente, vamos a tener una campaña aún mejor que la mejor, que fue la del año pasado. Los problemas en otros países del Mediterráneo aumentan los flujos a Balears, con lo que seremos el gran destino de 2017", subraya Aurelio Vázquez, que cree posible además que la temporada siga creciendo.

A eso apunta también Gabriel Escarrer, vicepresidente y consejero delegado de Meliá Hotels, que explica que la campaña 2017 será mejor en la medida en que suban los precios y se alarguen los meses de apertura, "porque en nivel de ocupación en verano es difícil aumentarlo, no hay más capacidad". "El reto es elevar los precios y alargar la estación, y en eso el Palacio de Congresos nos permitirá consolidar nueve o incluso diez meses de temporada", recalca Escarrer, que ayer volvía a volcarse en la promoción del recinto de congresos mallorquín, al que se refirió como "el nuevo buque insignia de Meliá en Balears". Y eso es mucho decir para una compañía hotelera que acaba de invertir más de 200 millones en Calviá, y ayer anunció que desplegará otros 40 en los próximos meses, para completar la construcción de un nuevo complejo donde estaba el viejo hotel Jamaica (Magaluf).

"Estamos demostrando que invertir en calidad compensa mucho, y no solo a la empresa, también a la sociedad balear. En los cuatro años transcurridos desde que empezamos a transformar Calviá hemos incrementado un 51% la tarifa, elevando un 87% los ingresos hoteleros y aportando también gracias a ello un 47% más de cotizaciones sociales de trabajadores y un 56% más de ingresos públicos en forma de impuestos, mientras contratábamos con proveedores por valor de un 82% más y alargábamos un 19% nuestro tiempo de temporada", recalcaba Escarrer.

¿Son todo buenas noticias? Pues no tanto: tanto Escarrer como Vázquez o Hidalgo apuntan al alquiler turístico como gran amenaza para Balears. Que no para ellos, subraya el propio Escarrer: "La verdad es que no vemos el alquiler como competencia. Nosotros apostamos por calidad, ya no vendemos camas, vendemos experiencias, , pero por eso nos preocupa el daño que le hace el exceso de turistas al destino", explica, antes de advertir de que Mallorca y Eivissa se asoman a "otro verano de saturación ligada a la economía colaborativa [el alquiler ilegal en zona residencial]".

Alquiler y "turismofobia"

Lo mismo opina Aurelio Vázquez, que se teme que se repita "el ahogo" de algunos momentos del verano pasado. "Esa es la amenaza. Mientras no se actúe sobre ese alquiler ilegal vamos a seguir sufriendo saturación. No podemos seguir por el camino de vender cualquier cosa alquilable, porque algunas costuras se están empezando a romper", avisa. Y pide contundencia en las sanciones. Como Escarrer, que no ve otra solución: "Hay que penalizar a quien actúa de forma ilegal. No puedes irte de rositas si comercializas un piso sin los papeles en regla, sin pagar impuestos. Estamos asistiendo a una saturación de Palma, con hartazgo de los vecinos e incluso turismofobia en Mallorca. Como no regulemos por igual el sector hotelero y el del alquiler habrá más problemas", recalca, apuntando al único nubarrón que los empresarios turísticos ven para un sector que en 2017 volverá a dar muchas alegrías económicas, pero también unos cuantos sofocos por exceso de turismo.