Quién iba a decirnos que el merecido hundimiento de Federico Trillo reivindicaría a un gran político local. Félix Pons era el mejor presidente que ha tenido el Congreso, cuando el piloto político del Yak-42 lo acosaba continuamente porque aspiraba a su puesto. El también vicepresidente convergente Josep López de Lerma narra un enfrentamiento entre el socialista mallorquín y el recién dimitido embajador en Londres, en su muy recomendable Cuando pintábamos algo en Madrid.
Resulta que el entonces vicepresidente Trillo andaba escandalizado con sus maneras de inquisidor, porque la Reina había accedido al Congreso sin avisar. Había entrado además al recinto por la Puerta de los Leones, reservada al Rey en la inauguración de la legislatura. Sofía de Grecia presidía una mesa petitoria de la Cruz Roja en las inmediaciones. El ministro de Defensa que todavía no ha ofrecido una explicación coherente sobre la muerte de 62 militares en un vuelo trapisondista, acorraló al presidente Pons:
-¿A santo de qué se han dado instrucciones para que se abran las puertas del Palacio?
A lo cual Pons, escueto y molesto:
-Para la Reina.
Insiste Trillo fiscalizador:
-¿Y para qué?
López de Lerma recoge la célebre "mueca de control de músculos del rostro" de Pons, que nunca se había expresado con tanta crudeza:
-Pues para que Su Majestad pueda ir al cuarto de baño, si lo precisa. ¿Para qué va a ser?. ¿O es que usted no mea, señor Trillo?
En este duelo entre católicos acentuados, el imperativo Trillo se dirigió a Pons con un retador "¿es que ya ha dimitido?" El mallorquín replicó con su proverbial flema. "Tenga calma, señor Trillo, que ya llegará su turno". Ha llegado, aunque sea con veinte años de retraso y por culpa de otra tragedia, que obliga a repasar las gestas del salvapatrias Aznar.
Sigamos con el catolicismo, la religión del amor. La suprema de las Jerónimas lideró la oposición al obispado sobre la titularidad del convento palmesano, incluida más de una discusión a gritos con Javier Salinas y otros representantes del obispado, a quienes acusó de "prepotencia". Pues bien, la batalladora Sor Maria Trinitat Cabrero renunció al cargo de presidenta federal y se ha retirado a la vida contemplativa, no siempre tan solitaria como aparenta, en el alejado monasterio de una localidad catalana. Dos caídos.
El precedente jerónimo de Palma se halla en Granada. En concreto, en el Hotel AC Palacio de Santa Paula. Luce cinco estrellas, ocupa el antiguo convento de las jerónimas en la capital de la Alhambra. Las religiosas vendieron su céntrico convento para secularizarlo en un lujoso establecimiento hotelero. Hoy nos ilustra la imagen de las dependencias sagradas rehabilitadas en apetitoso comedero, una iniciativa similar a la promovida por el combo cubano de la seo palmesana en el recinto catedralicio. Los devaneos sentimentales de Salinas le debilitaban frente a los promotores de las jerónimas. Su sucesor, Sebastià Taltavull, tiene que demostrar que algo ha cambiado en la diócesis. De lo contrario, bienvenidos a la próxima inauguración del Hotel Palau de Sant Jeroni.
La pareja de Alberto Jarabo en el momento de su elección como diputado de Podemos ha sido nombrada vicepresidenta de la Associació de Cineastes de les Illes Balears. No se necesitan motivos autóctonos para leer un libro de Loretta Napoleoni. En Traficantes de personas, esclarecedor para quienes ignoran el negocio de los secuestros y del tráfico de refugiados, constata que España pagó quince millones de euros por el rescate del mallorquín Enric Gonyalons y dos cooperantes más. A cinco millones por barba, literalmente. Las cifras en juego son tan elevadas que el euro pasó a ser la moneda oficial del norte de Mali.
Japón también pagó por sus rehenes en manos de islamistas, pero Napoleoni recuerda que "en vez de ser considerados héroes humanitarios, se les acusó de ser una vergüenza para Japón y de haberse buscado su propia desgracia". Además, a cada uno de los secuestrados nipones "se les libró también la correspondiente factura de seis mil euros por el coste del vuelo de regreso a su país". En un planeta más revuelto que el plató de Gran Hermano, sería preferible que los espíritus solidarios contrataran una póliza de seguros contra ISIS, antes de emprender la aventura de hacer el bien.
El lugar de Mallorca donde más se fuma es Son Espases, la prohibición dispara el placer del vicio. La reacción ante la proliferación del tabaquismo en el lugar destinado a curar sus secuelas ha consistido en la creación de una comisión. Más de un jefe de departamento del hospital con sentido del humor -el médico, no el hospital- me comenta esta genialidad como un ejemplo de que la única diferencia entre tener a tres directores cántabros en el centro de referencia y no tener a ninguno se halla en los sueldos a desembolsar. Por cierto, ¿quién dirige los hospitales en Cantabria, si alguno hubiere? No querríamos que el ínclito Miguel Ángel Revilla nos denunciara por robarle sus cerebros sanitarios.
La energía de John Berger no siempre se veía correspondida por el acierto. Supo apreciar el genio de su amigo Miquel Barceló, pero también es el autor de las sonrojantes comparaciones de Francis Bacon con Walt Disney, solo porque el mejor pintor de la segunda mitad del siglo XX no votaba progresista. Es más fácil cegar a un intelectual que a un adicto a Sálvame. Vean Comanchería, para entender la cita de Bertolt Brecht, "¿qué es robar un banco, comparado con fundarlo?"
Reflexión dominical colectiva: "Leía para olvidar".
