Lo que es una escena habitual en las principales ciudades europeas, donde mujeres con velo atienden en cualquier tipo de establecimiento, es una realidad que los empresarios de Balears ya esperan. El caso de la trabajadora del aeropuerto de Palma que ha denunciado a Acciona por impedirle llevar hiyab, abre ahora en las islas el debate de la presencia de este tipo de prendas en los puestos de trabajo. Empresarios y sindicatos de las islas coinciden en que empresas y trabajadores deben negociar caso por caso el uso del velo islámico.

"No hay ningún problema con el velo. En absoluto. No es una cuestión de velo sí o velo no", explica el presidente de la patronal de Bares y Restaurantes, Alfonso Robledo, en una posición que comparten el resto de consultados. De hecho, señala que en su sector empieza a ser habitual la presencia de esta prenda y que hasta la fecha "no ha habido ningún conflicto de este tipo".

Sólo es en el caso en el que los trabajadores deben llevar uniforme cuando los empresarios entienden que se pueda prohibir la prenda. "Si un negocio tiene un plan de protocolo o marca una línea a sus empleados el trabajador lo debe respetar. No es una cuestión de religión. Hay restauradores que prohíben a sus camareros llevar piercing, tatuajes o barba. Es la línea del negocio", plantea Robledo. "En muchos locales no supondrá ningún problema que haya trabajadoras con velo, y de hecho las hay. Se trata de mirar caso por caso", plantea el empresario de la restauración.

En esos casos en los que haya uniforme, Eva Cerdeiriña, secretaria de Igualdad y Política Social de Comissions Obreres (CC OO) aboga por "buscar fórmulas dentro del marco de la negociación que permitan compatibilizar la uniformidad de la empresa con el derecho de la trabajadora". "Son cuestiones que surgen y que van a surgir", plantea la sindicalista, que señala que "en otros países de nuestro entorno son mucho más respetuosos con estos temas".

"Hay que respetar el derecho de la trabajadora", defiende. "Si no supone ningún menoscabo al trabajo ni a sus funciones en la empresa, no tiene que haber problema", defiende la sindicalista.

Caso de Ana Saidí

El caso que ha abierto el debate es el de Ana Saidí Rodríguez. Española y musulmana, trabaja como azafata de tierra del aeropuerto de Palma desde 2007. En 2015 empezó a llevar hiyab y decidió acudir a su puesto de trabajo con él. Si bien en un principio sus superiores le dieron el visto bueno, al poco tiempo se le prohibió el uso del velo con el argumento de que rompía la uniformidad y que algunos clientes podían sentirse incómodos. Tras varias sanciones de la empresa, ha decidido ir a los tribunales con la esperanza de que le den la razón.

"La empresa nunca ha querido hablar de que se me prohíben los símbolos religiosos y se han excusado en que tengo que cumplir con la uniformidad que se me exige", relató en declaraciones a este diario Saidí, que por otra parte entiende que otros compañeros también llevan simbología religiosa y nunca les ha pasado nada.

Con su demanda, la trabajadora pretende que se declare la nulidad de las sanciones laborales que se le han ido imponiendo por este conflicto, que se obligue a la empresa a que le pague el dinero que no le abonó por estar suspendida y que se la indemnice por daño moral.

Debate en Europa

El uso del velo islámico en el trabajo sobre el que ahora deberá pronunciarse la justicia balear a raíz de la denuncia de Ana Saidí contra Acciona, es un debate vivo en la justicia europea. Este mismo año dos de las abogadas generales del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) han manifestado planteamientos totalmente opuestos en casos prácticamente idénticos. En mayo, la letrada del alto tribunal Julianne Kokott avaló el despido de una trabajadora en Bélgica en el momento en el que decidió llevar hiyab al trabajo. La letrada defendió la decisión de la empresa en aras de la "neutralidad religiosa". Mientras, poco más de un mes después, en junio, la letrada Eleanor Sharpston consideró ilegal la misma decisión en Francia. De momento, son sólo posicionamiento y los tribunales europeos todavía no han sentado jurisprudencia sobre esta cuestión.

Precisamente, por estar en los tribunales, desde la patronal balear CAEB prefieren ser cautelosos: "Es un tema pendiente de sentencia y queremos ser muy respestuosos con la justicia", explican desde la patronal y piden esperar a conocer cómo se pronuncian los jueces. En cualquier caso, y esa es la línea que comparten empresarios y sindicatos, señalan que el uso del velo islámico "es un tema que debe conciliarse en el seno de las empresas".

Desde la patronal del pequeño comercio Afedeco, su presidente, Rafel BallesterRafelBallester, es consciente que se trata de "un tema muy sensible", pero asegura que "a día de hoy no se plantea este problema" en su sector. "Para los comerciantes a día de hoy no se plantea este problema", explica. En cualquier caso, detalla que "afecta a la intimidad de cada trabajador y a su acuerdo individual de trabajo".

Triple discriminación

Cerdeiriña alerta del riesgo de "triple discriminación" que pueden sufrir las mujeres musulmanas en el mundo laboral: "Por se mujer, por ser inmigrante y por ser musulmana", señala. "Llama la atención que este tipo de denuncia no las pone un trabajador, cuando hay hombres de otras confesiones que llevan elementos parecidos", plantea.

"Si ya existe discriminación hacia las mujeres, hay que añadirle el de ser una mujer musulmana", lamenta la sindicalista de CC OO, que señala las mayores dificultades que pueden encontrar estas mujeres para acceder a un puesto de trabajo.

Alfonso Robledo niega que exista este problema: "Al menos en nuestro sector no. Nos da igual. Cuando hay problemas de falta de personal, lo que importa es que el personal cumpla", explica el empresario de la restauración que asegura que "cada día veo mujeres musulmanas, tanto como personal de sala como en cocina, con velo como sin velo. No existe ningún problema", valora.

Con todo, empresarios y sindicalistas coinciden en asumir con normalidad la presencia del velo islámico -básicamente hiyab en Balears- en las empresas de las islas y dejan clara la vía en caso de que exista conflicto: negociación entre la empresa y la trabajadora. "Hay fórmulas. Podemos no compartirlo, pero hay que respetarlo", explica la secretaria de Política Social de Comissions Obreres.