Aunque en estos últimos días de gran revuelo político por la expulsión de Podemos de la presidenta del Parlament Daniel Bachiller se ha mantenido en un discreto segundo plano, no hay que olvidar que es el principal responsable de toda esta crisis institucional. Por el apoyo explícito de la propia Xelo Huertas y de la diputada morada Montse Seijas para que mantuviera su privilegiado estatus investigador en esta comunidad autónoma.

Un estatus que le permitía recibir una cuarta parte del total de los fondos públicos que Balears destina a la investigación sanitaria para pagar los sueldos de dos ayudantes ­-un técnico y un investigador postdoctoral- y los gastos de su laboratorio ahora trasladado al IMEDEA.

Aunque lo que cabe preguntarse ahora es cómo se va a congeniar el trabajo de un especialista en terapias génicas -fue director del Laboratorio de Genética Molecular de la Universidad de California y ha dedicado su carrera a la investigación sobre terapias avanzadas, medicina regenerativa e ingeniería genómica- con el IMEDEA, instituto mixto que en su página web fija como su objetivo principal "la producción de conocimiento científico y técnico de alta calidad sobre la estructura y funcionamiento de la naturaleza y su respuesta a las actividades humanas". Parece una maniobra similar al frustrado intento de recolocarle en la Fundació Bit, cuyo objetivo principal es el fomento de las nuevas tecnologías en Balears.