PSIB, Més y Podemos han votado en bloque en contra de la bajada de impuestos que con sus enmiendas pretendían introducir en los presupuestos del año que viene PP y el Pi. Los partidos de la oposición planteaban la bajada del IRPF a rentas bajas o elevar de 700.000 a 900.000 el mínimo exento del Impuesto de Patrimonio. Según los partidos del Pacte, esta rebaja de los tributos conllevaría una reducción de ingresos del Govern por lo que han tumbado todas y cada una de estas enmiendas.

El diputado del PP Antoni Camps ha iniciado la defensa de sus enmiendas confesando "no tener esperanza alguna" en que se aprobara ninguna, por lo que no se ha mostrado sorprendido cuando los representantes de los partidos de izquierda han anunciado su voto en contra. Más beligerante ha sido el portavoz del Pi, Jaume Font, que ha defendido que el Govern puede igualar el tramo autonómico del IRPF con el tramo nacional -hoy inferior- a las rentas de 18.000 a 32.000 euros sólo contabilizando lo que se ingresará por la regulación del alquiler turístico.

Según el parlamentario regionalista, la recaudación por el impuesto turístico o IRPF por esta actividad podría compensar la bajada de impuestos propuesta. Desde Més, el diputado Antoni Reus ha negado esa posibilidad ya que, ha recordado, la recaudación del IRPF, Hacienda la transfiere a las arcas de la comunidad un año después, por lo que hasta 2018 no se podrían contabilizar esos ingresos extra. Font ha defendido que se podían presupuestar como adelantados con una poliza sabiendo que llegarían al año siguiente.

Trienios para la concertada

Mientras que, finalmente, ninguna de las enmiendas de la oposición ha salido adelante, sí lo ha hecho una de Més per Menorca para permitir a los profesores de los colegios concertados cobrar los llamados trienios. Esta enmienda ha recibido el apoyo de todos los grupos salvo de Podemos, que ha defendido que "no se pueden equiparar los docentes de la pública que adquieren plaza por oposición con los de la concertada que son elegidos a dedo".

Pese a las tensiones y al temor a que las diputadas expulsadas por Podemos, Xelo Huertas o Montse Seijas, pudieran desmarcarse en alguna votación. De momento, tanto la presidenta del Parlament como la otra parlamentaria díscola han mantenido la disciplina de voto de su grupo.