Sonia Valenzuela solicitó la declaración de un único testigo. Se trata del detective privado que fue contratado por su marido, al sospechar que ella mantenía una relación más allá de lo profesional con el obispo Salinas. En los días en los que ella fue investigada, se constató que la mujer entraba en la residencia del religioso a unas horas que habían sobrepasado el horario laboral y que, además, era el propio obispo el que abría la puerta para que ella pudiera acceder a sus aposentos particulares. El detective especificó al juez el encargo que le realizó su cliente (Mariano de España) y los hechos que descubrió a través del seguimiento que se le efectuó durante varios días.

Por otra parte, Sonia Valenzuela ya había acudido el pasado jueves al juzgado, en esta ocasión para asistir a un juicio de faltas. Había denunciado que un constructor que le realizaba una obra, con la que tuvo discrepancias, le había amenazado.