El año pasado se la dio por muerta, pero la presión, las autonomías y los rectores la han salvado. El Gobierno del PP quiso finiquitar la Selectividad -LOMCE mediante- y transformarla en una reválida, pero el panorama político y la oposición generaliza han logrado mantener el espíritu del modelo de acceso a la universidad que se ha venido aplicando los últimos cuarenta años.

Así que los días 6,7 y 8 de junio el campus de la UIB volverá a celebrar la (resucitada) Selectividad, o la neoSelectividad, o, más en plan Prince, las ´pruebas antes conocidas como Selectividad´. El nombre oficial pasa a ser Prueba de Barchillerato para el Acceso a la Universidad: PBAU.

Y más allá de la denominación, poco cambios más habrá. Según pudo confirmar el Govern de forma oficial el pasado viernes, el Gobierno ha descartado varias de sus proposiciones iniciales respecto a estas pruebas: no será una reválida ya que que no condicionarán la obtención del título de Bachillerato sino que únicamente servirán para acceder a la universidad. Además sólo entrarán contenidos de 2º de Bachillerato y no de los dos cursos. Se mantiene el distrito único y se desecha esa posibilidad de que cada universidad pudiera hacer sus pruebas específicas (lo que en el caso de los estudiantes de Balears suponía una complicación añadida por tema de desplazamientos). La calificación que se obtenga en los exámenes supondrá el 40% de la nota final de acceso (el otro 60% se calcula a partir del promedio de Bachillerato). De promedio bastará con sacar un 4, siempre que combinado con la media de Bachillerato se llegue al 5.

Además de los cinco exámenes obligatorios (uno de una materia de modalidad y cuatro de las troncales: Historia de España, Lengua Castellana y Literatura, Lengua Catalana y Literatura, y Lengua Extranjera), los alumnos, como venían haciendo hasta ahora, tendrán la opción de examinarse voluntariamente de dos materias más para subir nota. Así, la nota máxima posible seguirá siendo un 14.

La conselleria de Educación y la Universitat expusieron ayer los detalles de la próxima convocatoria, tras unos meses de muchas reuniones y contactos buscando despejar dudas y siempre a la espera del Gobierno central, que hasta la semana pasada no definió el modelo.

Este retraso ha generado gran incertidumbre entre los alumnos de 2º de Bachillerato, entre sus padres y sus profesores: más de 4.000 estudiantes empezaron este curso sin saber a qué tipo de prueba se enfrentarán y sus docentes, sin saber para qué debían prepararlos. Las incertidumbres no se han eliminado hasta el final del primer trimestre, como lamentó el director general Antoni Morante.

En este sentido se expresó también, el rector de la UIB, Llorenç Huguet, quien indicó que en seguida se remitirá la información a los centros, a las familias y a los alumnos.

El conseller, Martí March, mostró su satisfacción por que se haya descartado la reválida y se haya mantenido un modelo "que funciona bien". El responsable de Educación razonó que "todo sistema es mejorable" y apuntó que no estaría de más reflexionar sobre el modo de acceso a la universidad, pero que en cualquier caso esta reflexión ha de hacerse "con consenso y tranquilidad".

Los cambios son mínimos. Algunos alumnos no se examinarán de Historia de la Filosofía y la revisión de examen ahora pasará a ser únicamente una doble corrección, mientras antes se hacía una doble corrección y una posterior revisión.

Los alumnos que el curso pasado no consiguieron aprobar la Selectividad (y que aún cursaron el plan de estudios de la LOE, previo a la LOMCE) no estarán obligados a hacerla este curso para entrar en la universidad (aunque podrán presentarse si quieren subir notas). Tampoco estarán obligados a realizarla aquellos que aún tengan suspendidas asignaturas LOE y las estén cursando este periodo 2016-2107.