Detrás de un letretro provocador, insultante, que veta la entrada a las mujeres y abre el paso exclusivamente a hombres y perros, se encuentra desde el año 2013 la barbería masculina Syndicate Barber, ubicada en la plaza del Progrés de Palma.

La regenta un ciudadano holandés que ha querido convertir su local palmesano de peluquería, en el corazón del barrio de Santa Catalina, en una especie de club masculino, donde suena jazz y rock and roll de los setenta en discos de vinilo y el cliente puede relajarse charlando cómodamente o disfrutando de una copa mientras le cortan el pelo o le arreglan la barba. Eso sí, siempre sin la presencia de mujeres o niños. Esto ocurre en el siglo XXI en Palma.

El cartel de la polémica es precisamente obra de la mujer del peluquero, de profesión diseñadora. Y se ideó para mostrar a los posibles clientes ya desde la fachada el ideario de la barbería.

El Institut de la Dona, tras recibir muchas denuncias ciudadanas, requirió al local en varias ocasiones para que retirara su cartel sexista. Lo hizo en una ocasión, pero volvió a colgarlo en la entrada del local. Y ahora es el Govern quien toma cartas en el asunto. No por las actividad propia de la peluquería, si no por el rótulo que exhibe en su entrada, de carácter sexista y vejatorio para la mujer.