"No sabemos qué efecto tendrá Trump sobre el negocio en Cuba, pero este señor dijo que iba a hacer un muro de 3.000 kilómetros [para impedir la entrada de inmigrantes a Estados Unidos] y ya no lo va a hacer. Nosotros seguiremos en Cuba. Si Trump da otros pasos, veremos, pero Trump no hace más de seis meses estaba negociando la compra de hoteles en Cuba". La frase restalló como un latigazo durante la rueda de prensa que siguió ayer a la fiesta por los 60 años de Iberostar. La pronunciaba en tono distendido Miguel Fluxà, presidente de la cadena mallorquina, cuando se le preguntaba por la muerte de Fidel Castro, la llegada de Donad Trump a la Casa Blanca y los posibles efectos que esa combinación podría tener sobre las inversiones hoteleras españolas en Cuba.

Fluxà se salía del guion del acto para dejar clara la apuesta por la isla caribeña de Iberostar, y subrayar de paso las estrechas relaciones que mantienen con la Cuba de los Castro, plasmadas hace una semana en la firma de su décimosegundo hotel en la isla, el Riviera: "[En el Gobierno cubano] han tenido la amistad de darnos el hotel a nosotros", decía el presidente de Iberostar, que avanzaba además que tienen un acuerdo para abrir otros quince hoteles en Cuba en los próximos años.

La cosa no habría tenido mayor trascendencia si no fuera por que el veterano hotelero dijo las dos palabras mágicas: Trump y Cuba. Hoy mismo ambas se entrelazaban con el apellido Fluxà, para tejer en algunas de las principales cabeceras de la prensa estadounidense titulares que cuestionan los negocios de su presidente electo con el régimen de los Castro. Las declaraciones de Fluxà saltaban primero ayer de la web de Diario de Mallorca a la agencia internacional de noticias económicas Bloomberg, un referente de prestigio máximo para la prensa económica mundial. "Trump estudia comprar hoteles en Cuba, dice el presidente de Iberostar", titulaba Bloomberg, que en un extenso y documentado artículo desgrana todas las claves que convierten un comentario distendido de Fluxà en una tormenta mediática (otra) sobre Donald Trump: el presidente electo de Estados Unidos, que hace una semana calificó a Fidel Castro de "dictador brutal", habría estado intentando saltarse el embargo de su país a Cuba para hacer negocios turísticos. De ahí la tormenta Fluxà.

Bloomberg recuerda en su artículo, firmado por las periodistas Stephanie Baker y Sharon Smyth, que aún hoy hay sanciones para las empresas estadounidenses que hagan negocios con la Cuba de los Castro, al tiempo que detalla cómo el vicepresidente del conglomerado empresarial de Trump, Jason Greenblatt, participó este mismo mes de octubre en la Feria Internacional de Turismo de la Havana, en la que contactó con autoridades turísticas cubanas y confirmó que intentarán entrar en Cuba "cuando esté permitido".

Esa noticia había sido publicada hace unas semanas por el referente periodístico de la comunidad latina en Estados Unidos, el diario Miami Herald, que hoy también se hacía eco de las declaraciones de Fluxà, para recordar los intentos de Trump de hacer negocios en Cuba, entre los que se incluyen hoteles, resorts turísticos y campos de golf. Varios artículos del propio Herald habían informado de los movimientos del magnate para eludir la normativa que exige un permiso de la Oficina del Tesoro de Estados Unidos para negociar cualquier operación hotelera en Cuba.

La tormenta desencadenada por Fluxà sobre Trump llegaba después a El Nuevo Herald. El principal diario en español de Estados Unidos recoge las informaciones de Bloomberg y del Miami Herald, haciendo a la vez de amplificador de la información para la comunidad cubana, que ha empezado a su vez a difundirla en blogs y diarios digitales de todo tipo.

El que no ha reaccionado hasta el momento es Donald Trump. Sus últimas declaraciones sobre Cuba son de hace cinco días. Entonces se despidió con dureza de Fidel Castro, al que atribuyó como único legado "los pelotones de fusilamiento, el sufrimiento y pobreza inimaginables de su pueblo y el rechazo de los derechos humanos". Nada de eso sin embargo le impidió intentar comprar hoteles en Cuba hace solo seis meses, según Fluxà. O haberse gastado 68.000 dólares en viajes de negocios a Cuba en el año 1998, en lo más duro del bloqueo estadounidense, como informa la prestigiosa Newsweek, otra de las que se hacen eco de las palabras pronunciadas en Inca por el presidente de Iberostar.