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Entrevista

Gabriel Mejía: "El narco Pablo Escobar era una persona de una simpatía desbordante y muy inteligente"

"El consumo de marihuana deja a la persona en una eterna adolescencia"

El sacerdote claretiano Gabriel Mejía.

-¿Cuántos Hogares Claret hay en la actualidad en Colombia?

-Estamos desarrollando 54 programas de Comunidad Terapéutica en todo el país. Y es que el narcotráfico lo ha azotado brutalmente. La alianza estratégica entre el narcotráfico y la guerrilla ha tenido como principal víctima a los niños y a los jóvenes, a los que se ha usado en un conflicto armado de cincuenta años de duración. Y esta realidad es vista en el país con rabia e indignación, pese a que el 95% de la población quiere la paz.

-Entonces, ¿por qué ganó el no en el reciente referéndum sobre el acuerdo de paz con las FARC?

-Porque no ha sido un proceso pedagógico, no se ha sabido explicar. Se pasaron cuatro años negociando en Cuba y no sabíamos de qué estaban hablando. Y que conste que yo vote sí, convencido de que las cosas irían a mejor. El problema es que no se explicó bien y el presidente Santos mintió y cuando ganó el no carecía de un plan b.

-¿Cuál es el principal problema de su país?

-Colombia es el país con más desplazamientos urbanos del mundo. Hay más de siete millones de desplazados sin trabajo a las grandes ciudades. Por eso hay niños en la calle, con estructura familiar, y niños de la calle. En uno de nuestros centros de Medellín cada día acudían más de 1.500 niños a asearse y comer algo. Y luego volvían a salir para consumir droga y prostituirse. Se ha extendido el narcomenudeo. Los traficantes les dan diez papeletas para vender y les permiten que se queden con una, iniciándoles en el consumo. Al final se hacen adictos y delinquen para consumir. En estos momentos tendremos a unas 5.000 personas en tratamiento de las que un 95% son niños y adolescentes.

-¿Cuáles son las drogas más consumidas?

-Todos comienzan con la marihuana, una droga sobre la que se banaliza mucho acerca de su peligrosidad cuando en realidad deja a la persona en una eterna adolescencia. De ahí pasan a la cocaína y a la heroína y, en definitiva, a la pérdida del sentido de la vida.

-¿A qué atribuye el éxito de sus Hogares Claret?

-La calidad de los tratamientos depende de la calidad de las personas que los implementan. Si a un educador no le cabe el niño en la cabeza, no le puede tratar y acaba maltratándolo. Si un niño no ha sido amado en el modo justo, tampoco puede responder en el modo justo. Nuestras comunidades terapéuticas son una escuelade valores. Y trabajamos con técnicas de neurociencia, promoviendo que cada joven sea capaz de ver lo que pasa por su cerebro.

-Conoció al narcotraficante Pablo Escobar. ¿Cómo era?

-Yo ahora vivo en una casa en el centro de Medellín que perteneció a Pablo Escobar y en la que estamos desarrollando un programa de ayuda para niñas de la calle. Pablo era un mecenas para mucha gente. Repartió más de 3.000 casas entre la gente más humilde y era habitual que pagase las facturas del agua y la luz a las familias más necesitadas. También acostumbraba a comprar el ochenta por ciento de las entradas para un partido de fútbol y las repartía por los barrios más humildes. Era una persona de una simpatía desbordante y muy inteligente. No era muy culto, pero sí inteligente a su manera.

-Si el proceso de paz finalmente prospera, ¿se acabarán los carteles de la droga?

-Ya se han acabado. Ahora hay miles de personas traficando por las calles en lo que se conoce como narcomenudeo. El proceso de paz llegará, pero todavía tardará quince, veinte o veinticinco años. Se tendrá que conseguir la paz en cada familia y en cada casa, porque el país está muy polarizado.

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