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"Independencia no es volar en solitario"

La ponente y presidenta del ´caso Nóos´, celosa de sus prerrogativas, tiene en su manos el concepto de un país

No es descabellado concluir que en Nóos se juega el concepto de España. Basta contemplar la agilidad de Felipe VI, al desvincularse de su hermana por el daño infligido a la Corona. Samantha Romero abordó esta tarea histórica y judicial con un celo extremo de sus prerrogativas. Sentía pánico por la palabra filtración, pretendía afrontar argumentalmente cada información que le pareciera desafortunada.

La situación planteada por la parálisis del caso Nóos obliga a retomar una expresión de George Terwilliger, también jurista y fiscal general adjunto durante la presidencia de George Bush. “Hay diferencia entre ser independiente y volar en solitario”. En especial, cuando la presidenta del tribunal reclama dedicación exclusiva. La petición está justificada por la enormidad de su tarea. Sin embargo, el trabajo restante recae sobre menos hombros, obligando a sacrificios suplementarios que no se ven recompensados.

Curiosamente, la mayor amenaza sobre el control férreo que Romero pretendía no procedió de la prensa, sino de los abogados defensores. El desacomplejado González Peeters, representante de Diego Torres, se erigió en el director del juicio en pista. Acaparó portadas y distorsionó a su voluntad el desarrollo de las declaraciones.

Los manuales del management insisten en que “la excelencia en el trabajo garantiza la libertad de acción”. La puntualidad es la regla básica para funcionar por libre. El agotamiento de los primeros plazos ha colocado a la cúpula judicial de Balears ante la evidencia de que algo fallaba en la exigencia de vuelo en solitario reclamada desde el tribunal.

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