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Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

Testimonio: "Cerré la puerta para que mi hijo no viera cómo su padre mataba a su madre"

Las trabajadoras sociales del Institut Balear de la Dona atienden a más de 1.400 mujeres cada año, de las que el 90% son víctimas de violencia

Susana Portillo, trabajadora social del IBD, atiende a una mujer víctima de maltrato. B. Ramon

El estremecedor testimonio que encabeza esta información es uno de los referidos por una víctima de violencia machista a Susana Portillo, una de las dos trabajadoras sociales que les dan soporte en el Institut Balear de la Dona.

"Mi compañera y yo atendemos a una media de seis mujeres al día de las que el 90% son víctimas de violencia de género", revela de sopetón esta cifra que da una idea de las dimensiones del problema: 6 al día, 30 a la semana, 120 al mes, 1.440 al año... Y nueve de cada diez consultas se produce por algún tipo de violencia ejercida por la persona que dice quererla por encima de todo.

Sus dos compañeras que asesoran a las mujeres sobre temas jurídicos atienden a un mayor número de personas, unas once al día, aunque en este caso el porcentaje de consultas relacionadas con casos de maltratos es menor, de en torno al 70%. "Separaciones, herencias y otros problemas también son abordados por mis compañeras", diferencia. "En ocasiones nos llegan mujeres que nos manifiestan un malestar que no saben identificar, que creen que se trata de un problema de relación de pareja cuando en realidad se trata de un maltrato de género", diferencia.

Estos casos son remitidos al servicio de atención psicológica del IBD, recurso al que pueden derivar afectadas cualquier profesional sociosanitario o especializado en esta problemática.

El perfil de la maltratada en Mallorca es, en un 68% de los casos, una mujer de Palma y en un 28,8% de la part forana de la isla. El porcentaje de mujeres extranjeras o de otras islas u otras comunidades es residual. Y se trata mayoritariamente de una persona de entre 31 y 40 años, soltera, con un hijo de media, estudios primarios, con contrato laboral y de nacionalidad española porque, diferencia, "hay culturas que no identifican que lo que les está pasando es violencia de género", añade sin revelar cuáles para no herir susceptibilidades.

Casos dolorosos

Preguntada por algún caso especialmente sangrante con el que le ha tocado lidiar, Portillo alude al de la mujer que, con la abnegación que solo puede mostrar una madre, estaba más preocupada por cerrar la puerta para evitar a su hijo el traumatizante espectáculo de ver a su padre asesinándola. "Ahora tiene otra pareja con la que ha tenido otro hijo. Pero le costó muchísimo rehacer su vida", rememora sobre esta mujer de gran coraje.

"Vivimos en un mundo muy machista", denuncia. Y lo demuestra con un ejemplo: "Cuando una mujer sometida a maltrato hace una declaración un tanto incoherente sobre el abuso porque se encuentra muy afectada, generalmente se le califica de histérica y se cuestiona su testimonio. Es como si la Policía culpara a una mujer a la que acaban de robarle el bolso de un tirón en la calle por llevarlo en el brazo izquierdo en vez de sobre el derecho. Por eso, para evitar estas interpretaciones, estas mujeres deberían ser atendidas por profesionales específicamente formados en esta problemática", sugiere.

Preguntada sobre las causas de que este año se hayan disparado los asesinatos de género en esta comunidad, la trabajadora social aventura que podría deberse a que en Balears "siempre hay trabajo y las mujeres afectadas tienen más recursos para salir de la violencia, para abandonar el hogar familiar, momento en el que se producen las agresiones más violentas".

Este hecho, la posibilidad de una salida del infierno más plausible, podría estar detrás del hecho de que Balears es una de las CC AA donde más se denuncia estos maltratos. "Sesenta muertes cada año por una causa evitable y todavía se sigue responsabilizando a la mujer del maltrato con preguntas del tipo ¿Y por qué aguantas?", lamenta Portillo, que niega que se den casos de denuncias falsas de violencia machista.

"Hay casos que no se han podido probar, pero no falsos. Por eso les decimos a las afectadas que no borren los whatsapp intimidatorios, algo que suelen hacer para no recordar el mal trago que les ha hecho pasar una persona que les ha convencido de que cambiará, que no volverá a pasar. La Fiscalía ha revelado que un porcentaje bajísimo, del o, o1%, puede tratarse de denuncias falsas y este hecho no ha servido para rebatir la creencia de que existen", se avergüenza.

"La violencia es la expresión máxima de la desigualdad. Si no hubiera dependencia económica de las mujeres, no habría violencia de género. Y si educamos a nuestros jóvenes en estos valores de igualdad, se acabará la violencia machista", concluye esta trabajadora social recordando que entre un maltratador y su pareja no existe el amor sino tan solo una dependencia afectiva difícil de disolver.

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