"Mis dos hijos pequeños sufrieron fiebres altas, de hasta 38,8 grados, e irritación de la garganta durante varios días a consecuencia de las obras en el barco "Sovereign" (de Pullmantur) donde hemos pasado un auténtico calvario en los siete días de travesía por los trabajos de retirada de la moqueta y de limpieza de tuberías", explica José Luis Sanz Cerro, uno de los 600 pasajeros mallorquines afectados por ese incómodo crucero.

Sanz Berro se embarcó el pasado día 13 en el "Sovereign" junto a su esposa y sus dos hijos pequeños. Lo que iba a ser un viaje de placer en un crucero se convirtió, desde el primer día, en una molestia permanente por los trabajos para retirar la vieja moqueta de muchas zonas comunes de la nave y su sustitución por otra nueva y la limpieza de las tuberías del barco. "Al poco de embarcar ya nos advirtieron de que el área comercial quedaba cerrada al público y luego las obras empezaron en la cubierta 12 y día a día fueron extendiéndose hasta la 0", relata el cabeza de familia.

Según este pasajero, sus hijos pudieron enfermar por los productos tóxicos empleados en esas tareas y hoy tienen hora con el médico para que les examine y emita un informe sobre las causas de sus dolencias. "Los que peor lo han pasado han sido las personas mayores y los niños, vi a una señora que no podía ni respirar", añade José Luis Sanz.

Los cruceristas pidieron explicaciones a la tripulación e incluso llegaron a hacer un plante para que el capitán u otro responsable les aclarara qué estaba pasando a bordo. Mas todo fue inútil. "Los tripulantes se han portado como un 10, porque ellos no tenían la culpa de lo que estaba pasando y nos explicaron que no dependían de ellos los trabajos", añade el afectado mallorquín.

La familia de Sanz Cerro pagó 2.600 euros por las desafortunadas vacaciones y ya formuló una hoja de reclamaciones en el mismo barco. "Nos hemos reunido un grupo de damnificados para presentar una reclamación conjunta en Consumo y ahora estamos recopilando pruebas (fotos y vídeos) de lo ocurrido y testimonios de los afectados", señala Sanz. Consumo animó a los cruceristas a presentar una reclamación por incumplimiento de contrato.