Las visitas que el personal de la Agencia Tributaria realiza a los inmuebles que se alquilan para detectar posibles irregularidades no pasan exclusivamente por una sencilla obtención de datos, y en ocasiones se ha tenido que solicitar la ayuda de agentes policiales para poder realizar su labor.

En concreto, desde este organismo se reconoce que en ocasiones se ha tenido que recabar el auxilio de la policía para poder identificar a los inquilinos, ante la resistencia que éstos presentan, o los momentos de tensión vividos con propietarios de estos inmuebles o incluso de vecinos, que han increpado a los funcionarios que llevaban a cabo estas actuaciones.

Del mismo modo, se apunta que una situación habitual es que al llegar al inmueble, las personas que se encuentran en él se identifiquen como arrendatarios, para posteriormente enviar un escrito a la Administración tributaria en el que se desdicen y pasar a afirmar que son amigos o familiares del propietario y que se encontraban de visita, en un intento de ocultar que se trata de una vivienda que se alquila.

Con estos ejemplos, se subrayan las dificultades a las que se enfrenta el personal que realiza estas funciones a la hora de aplicar el plan de visitas.

Consecuencias inducidas

En cualquier caso, fuentes de la Agencia Tributaria aseguran que el objetivo de estos controles a pie de calle no es solo la obtención de información para futuras comprobaciones o la detección de irregularidades, y ponen en valor las consecuencias inducidas de estas visitas.

En concreto, se destaca que al correrse la noticia de que se están llevado a cabo inspecciones en una zona determinada, hay propietarios que optan por regularizar voluntariamente su situación ante el riesgo de ser detectados y tener que hacer frente a las posibles penalizaciones.

Las anécdotas que el personal de la Agencia Tributaria contabiliza a lo largo de las campañas de control desarrolladas en el archipiélago durante los últimos años son numerosas, e incluyen el descubrir un piso de alquiler turístico en cuyos bajos había una pequeña plantación de marihuana, o el de un inmueble que se comercializaba en una página web y del que se decía que disponía de una terraza, pero que para llegar a ella había que saltar por una ventana para llegar a un solar en el que se habían instalado unos pocos muebles.

Otro ejemplo es una denuncia recibida por el citado organismo en la que el inquilino aseguraba que, además de tener que pagar en mano y en negro, el piso al que habían llegado no tenía ni colchones, presentaba la grifería destrozada y además tenía fugas de agua.

Fruto de las inspecciones se ha llegado a detectar también un inmueble que se ofrecía en alquiler y cuya existencia ni siquiera figuraba en el Catastro, donde solo se tenía constancia de un solar vacío en ese punto. Igualmente, hay casos de propietarios que cobran alquileres de miles de euros por semana y que no hacen ni declaración de la renta.