El Tribunal Supremo desmonta en una sentencia de 67 folios todos los argumentos que alegó el joven Luis Rodríguez Toubes, conocido popularmente como Luisito, para evitar ingresar en prisión por estafa y cumplir entre rejas un periodo de siete años. Los jueces han rechazado cada uno de los diez argumentos que defendió el abogado contratado por el novel estafador y llegan a la conclusión de que Luisito urdió una estafa para engañar a sus vecinos de Llucmajor, llevándolos a una situación que califican de "suicidio patrimonial".

Dada la gravedad de la estafa cometida y ante la posibilidad de que el joven condenado intentara huir, el Supremo adelantó el fallo antes de redactar la sentencia. Por ello, Luis Rodríguez Toubes ingresó en prisión la pasada semana antes de conocer los argumentos de la sentencia en la que se confirma su condena.

El Supremo, al igual que ya hicieron las tres magistradas de la Audiencia de Palma, llega a la conclusión de que el joven urdió un plan para quedarse, a cambio de nada, con todo el patrimonio de sus vecinos, aprovechándose de la escasa formación intelectual de las víctimas. El matrimonio de Llucmajor, que con esta estafa a punto ha estado de perder un patrimonio inmobiliario valorado en casi 39 millones de euros, estaba interesado en comprar una casa junto a su vivienda de s'Estanyol. El joven se ofreció a negociar en su nombre y para aparentar frente al banco una mayor solvencia económica, convenció a las víctimas que le donaran una serie de fincas. El mensaje que les lanzó tenía trampa, puesto que les prometió que se trataría de una operación simulada y que una vez que hubieran adquirido la casa, las escrituras se quedarían guardadas en un cajón. Antaño este negocio era una práctica habitual en muchos pueblos de Mallorca.

Por este motivo, el acusado fue capaz de que sus vecinos le cedieran sus fincas, acudiendo a tres notarias distintas de Palma. Cierto es que los notarios advirtieron a las víctimas lo que suponía la firma de estas donaciones, pero el matrimonio aceptó la situación porque estaba convencido que era un negocio simulado para conseguir la casa que pretendían comprar y que después Toubes les iba a devolver todas las escrituras.

El Tribunal Supremo aplaude el análisis que realizaron las magistradas de Palma sobre la prueba y la conclusión alcanzada, en el sentido de que no tiene ninguna lógica que las víctimas cedieran todo su patrimonio a un joven al que apenas conocían, a cambio de absolutamente nada. No solo perdían la mayor parte de sus bienes, sino que además tenían que pagar, sin disponer de dinero para ello, los impuestos que se tenían que abonar por esta donación, que alcanzaban casi seis millones de euros. Por ello, la sentencia destaca que el matrimonio de Llucmajor, pese a su abultado patrimonio, se quedaba en una "clara situación de desprotección" al dejarse engañar por el joven estafador.

La sentencia hace hincapié en que las víctimas sabían que estaban donando, pero "lo hacían engañadas y en eso consiste la estafa". Y en este sentido resalta que "no es que el matrimonio no supiese lo que hacía, sino que lo hacía incitado a ello dolosamente".

Frente a este sólido argumento de que las víctimas cayeron en una trampa y se dejaron engañar, los jueces no dan ninguna credibilidad a la versión de Luisito, en el sentido de que decía que el matrimonio, que no tiene hijos, pretendía donar sus bienes a una persona de su mismo nivel social. El Supremo cree que es mentira.

El joven, que también implicó a su madre en esta estafa, no solo logró un millonario patrimonio, sino también más de 300.000 euros en dinero.