Después de media docena de intentos fallidos, varios concursos fracasados, algún pleito aún por resolver y muchos años de retraso, el Palacio de Congresos ya tiene formalmente gestor: Gabriel Escarrer, consejero delegado de Meliá Hotels, firmó ayer en Londres con el alcalde de Palma, José Hila, y el vicepresident del Govern y conseller de Turismo, Biel Barceló, el contrato por el que la cadena se hace cargo de la dirección y explotación de la nueva infraestructura y de su hotel anexo. El final del bloqueo se ha hecho esperar, pero llega con prisa y energía: Gabriel Escarrer anunció ayer que acelerarán al máximo las obras precisas para terminar de adaptar el Palacio a su proyecto, con el objetivo de que en marzo se inicie la actividad. Que será abundante: si Meliá saca adelante su plan de negocio, el Palacio de Congresos acogerá más de 320 eventos en los próximos cinco años.

El objetivo, detalla Escarrer, es superar los 77.000 participantes en eventos, antes de completar el quinto año de operación, aunque las cifras podrían ser mucho mayores. Lo confirmaban por su parte el alcalde de Palma y su equipo, que llevan año y medio, dicen, acelerando los contactos para promocionar el palacio. En este tiempo han recibido, dicen, peticiones suficientes para garantizar de partida los 80.000 asistentes a congresos. "Ahora le pasamos toda esa información a Meliá para que se hagan cargo de la gestión", certifica Hila, que como el vicepresident Barceló, se declaraba "ilusionado con el proyecto y con el compromiso que están demostrando en Meliá". "Hemos visto que se toman el futuro del Palacio como algo personal. El proyecto es ambicioso. Son gente de Mallorca, que vive en Palma y la quiere bien, y desean devolver lo que la isla les ha dado", resaltaba el alcalde.

De hecho, el grupo Meliá tiene desde hace meses un grupo específicamente dedicado a este proyecto, que Escarrer aseguró que quieren convertir "en un laboratorio viviente, un referente para la innovación y la sostenibilidad en tres ámbitos principales: energía, agua y gestión de residuos, tres áreas que son además un gran reto para un entorno insular y vulnerable como es Mallorca".

El plan, según Escarrer, es "ambicioso". Para empezar, plantean crear 200 empleos directos, repartidos entre el hotel y el Palacio. Con ese personal quieren dar un servicio de alto nivel, capaz de meter a Palma en el ranking de las 50 mejores ciudades del mundo para eventos y congresos, escalafón elaborado por la Asociación Internacional de Congresos. Todo mientras hacen rentable una instalación en la que pretenden cobrar una tarifa de 125 euros por noche de hotel.

Con esas bases, Meliá cuenta con que la apuesta les resulte rentable ya en 2018, una puja tan fuerte que sorprende incluso en el Govern y el Ayuntamiento: para lograrlo, Meliá deberá obtener como beneficio ya en 2018 mucho más de los 2,1 millones de euros que paga al Ayuntamiento cada año en concepto de alquiler, pago al que la administración pública suma una participación del 5% en los beneficios. Y todo mientras sufragan la plantilla, la promoción y los recursos precisos para la explotación de una infraestructura que ha costado en total 108 millones de euros.

Negocio para toda la isla

¿Recuperará algún día el erario público todo ese dinero de sus ciudadanos? En el Ayuntamiento aseguran que si hubieran aceptado vender, la infraestructura habría quedado amortizada en 2025. Pero se optó por el alquiler, que garantiza además a Palma tres de los cinco asientos del consejo que define la estrategia del Palacio. "En cualquier caso, el dinero público invertido se recuperará en un tiempo razonable", valoraba el alcalde, que enfatizaba que, más allá del dinero que pueda retornar a las arcas públicas, la ciudad y la isla se beneficiarán de una instalación llamada a aumentar el turismo en invierno.

Dos hechos apuntan a ello. Primero, ya hay este invierno hoteles de cuatro y cinco estrellas que han decidido permanecer abiertos en lugares como Platja de Palma, para organizar eventos que consoliden a Mallorca como destino de congresos, dentro y fuera del Palacio. Y segundo: Govern y Ayuntamiento se han reunido estos días con aerolíneas y touroperadores interesados en el Palacio, que puede ayudar a las compañías a decidirse a abrir más rutas de invierno con Mallorca.

Grandes convenciones en marcha

No extraña el interés de aerolíneas y agentes turísticos: hay conversaciones avanzadas para organizar en Palma desde la convención mundial de un gigante alemán de la automoción hasta uno de los congresos internacionales de innovación más prestigiosos del planeta. Eso sería en 2017 y 2018. Y hay más en cartera, confirman: el Palacio tiene en marcha operaciones para eventos de todo tipo, desde grandes citas con 5.0000 asistentes a numerosos encuentros y jornadas de 2.000 y 3.000 participantes.

A favor de Palma juega además un factor: la novedad de ofrecer un nuevo destino de clima agradable y oferta completa a un mercado en el que muchos congresos se repiten cada año. Y no es poco mercado el de los congresos, recalca Escarrer: hay 19.000 grandes eventos al año en el mundo, con más de 3,6 millones de participantes y actividad intensa en países tan conocedores de Mallorca como Alemania (11 millones de turistas de congresos al año) o Reino Unido (que mueve 60.000 millones en ferias al año). La pesadilla del Palacio parece que ha acabado: llegó la hora de empezar a sacar tajada de la infraestructura que más disgustos ha dado.