Después de que el Consell de Govern del viernes pasado, en el que se aprobaron los presupuestos del Govern balear para 2017, se convirtiese en el escenario de una pelea entre Més y PSOE, en la que hubo reproches, lloros, acusaciones personales y hasta una espantada final de la reunión de todos los consellers de Més, comparecía ayer en el Parlament Cati Cladera, la responsable de Hacienda, para explicar las segundas cuentas del pacto. Y no defraudaba la encargada de repartir el dinero autonómico, que durante dos horas y media desgranó las claves, contradicciones y equilibrios casi imposibles que explican que el presupuesto con más dinero de la historia de las islas esté en el origen de una lucha intestina entre los socios del Govern del Pacte.

Primera clave: hay mucho dinero en las arcas del Govern, más que nunca, 427 millones adicionales, que desde que se supo de su existencia están en el germen de la carrera entre partidos y consellers por repartírselos. Segunda clave: hay necesidad, decía Cladera, que aseguraba que aunque la deuda de Balears ya va por los 8.612 millones y “llegará un año que será insostenible”, los recortes del anterior Govern (del PP) y la constatación de que la recuperación que reflejan las cifras macroeconómicas no ha llegado a la ciudadanía, ni ha acabado con el alto grado de exclusión social, impiden utilizar los recursos extra para reducir endeudamiento. Así que tercera clave: los presupuestos tiran de gasto récord para recuperar derechos y servicios públicos e impulsar políticas que, según Cladera, conducirán a la igualdad y la justicia social.

Se beneficiarán de esa recuperación de derechos y servicios públicos los funcionarios y trabajadores autonómicos, explicaba Cati Cladera, que detallaba que en las cuentas de su propia conselleria, la de Hacienda y Administraciones Públicas, hay una partida de 36 millones de euros con la que pagarán lo que queda por devolver de la paga extra hurtada a los funcionarios en 2012. De ese mismo fondo también saldrá el dinero para subir un 1% los sueldos de los funcionarios y trabajadores púlbicos, si es que finalmente el Gobierno Rajoy incluye ese incmento en sus presupuestos para 2017. Los 36 millones servirán además para recuperar complementos de carrera profesional y similares que cayeron durante los recortes de la etapa Bauzá (2011-2015).

También recupera derechos perdidos o incluso no disfrutados la ciudad de Palma, que dispondrá en 2017 de cinco millones de euros más, dentro de lo que le corresponde por Ley de Capitalidad. En total serán 9,9 millones solo de la conselleria de Hacienda. El resto de munipios se repartirán a su vez 12 millones del Fondo de Cooperación Local. Y los consells insulares se beneficiarán de un incremento del 9% del dinero que les llega del Govern, incremento que supone que en total tendrán 327 millones de euros (229 son para Mallorca), cifra récord que también supondrá mejoras en la protección social, área en la que los gobiernos insulares tienen amplias competencias.

Con todo, Cladera presumía de un presupuesto que es en un 70% gasto social, que permitirá, decía, ampliar plantilla de profesores, reparar centros educativos, pagar el mantenimiento y mejora de depuradoras y desaladoras y elevar el dinero para la sanidad pública a la cifra más alta de la historia autonómica. Para pagarlo, el Govern recurrirá a más endeudamiento, y tras cumplir este año 2016 con los objetivos de déficit, se presupuestan otros 948 millones de deuda pública. La mayoría es dinero preciso para refinanciar deudas del pasado: 805 millones son para amortizar créditos antiguos, que serán sustituidos por pólizas nuevas, en unas cuentas en las que se incluye el pago de 122 millones de euros en intereses de esa deuda que Cladera sabe insostenible, como declaró, mientras presupuesta más deuda.

Se lo reprochaban el PP, El Pi y Ciudadanos, partidarios de una receta que Cladera calificaba de demagógica: reducir impuestos, reducir deuda pública y al tiempo mejorar los servicios públicos. El Govern de momento se centra en lo último, gastando más que nunca en los presupuestos con más recursos, los de la pelea entre la consellera socialista Cladera y los conselleres de Més, las cuentas del “parto con cesárea”, como aludía a la pelea del viernes pasado el diputado del PP Antoni Camps, que con su comparación arrancaba las risas hasta de la consellera Cladera. Atrás quedan los pulsos y lágrimas del presupuesto más cuantioso y, paradójicamente, más peleado.