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"O inviertes o eres barato"

La apuesta por la calidad está resultando muy lucrativa, explican los hoteleros, que temen que las empresas más pequeñas lleguen tarde y se pierdan las ventajas de la ley de 2012

Hard Rock Ibiza, inversión fuerte que repetirán en Canarias. j.a.riera

Este mismo jueves, el hotel Hospes Maricel acogía una foro sobre renovación de hoteles. Acudían a la cita ejecutivos y propietarios de importantes empresas hoteleras de Mallorca. Al acabar, muchos abandonaban el lugar en coches de alta gama y matrícula recién estrenada, desde deportivos Maserati de último modelo a los Porsche, BMW y Mercedes de más quilates: el negocio les va bien. Por quinto año consecutivo, la temporada mejora cifras de facturación. Que ya es mejorar: aumentan sobre récords. "No podemos quejarnos. Nos va de escándalo", reconocía risueño uno de los asistentes. Un escándalo de negocio, detallaba, tanto por lo que ha entrado en la caja de los hoteles como por lo que ha quedado en ella después de pagar muchos impuestos y asumir el pago de costes tan vitales y cuantiosos como la plantilla, los suministros o la promoción.

Así que los hoteleros están de fiesta. Y no es para menos: la apuesta por la calidad ha salido bien. En solo cuatro años, la rentabilidad hotelera ha subido hasta un 80% en algunos establecimientos. Algunos: los que más y mejor invirtieron en reformarse. Esos que arriesgaron la parte de lo ganado que les quedó tras comprar maseratis a 75.000 euros la pieza, y la dedicaron a hacer obras para mejorar la calidad y elevar los precios. "No es tanto esa idea de ´renovarse o morir´ como que o inviertes y te diferencias o eres barato", resume Sergio Zertuche, el vicepresidente de promoción y ventas de la cadena ibicenca Palladium, la que montó Matutes padre y Matutes hijo ha convertido en referente del lujo más frívolo y lucrativo. Primero, empezaron por revolucionar esa especie de Magaluf ibicenca llamada Platja d´en Bossa, para transformarla en un templo de la diversión cinco estrellas, abrazados al proyecto de Ushuaia. Y ahora intentan repetir jugada de la mano de la marca Hard Rock, por la que pujan fuerte: tras el éxito logrado en Eivissa, se han ido a Tenerife a apostar de nuevo, con el estreno esta misma semana de un hotel Hard Rock en el que han invertido 72 millones de euros. Todos en un solo proyecto. Muchísimos millones, muchísimo riesgo. Hagan cuentas: en los últimos años de reformas a la carrera, los hoteleros de las islas han invertido 951 millones de euros en 571 proyectos, es decir, 1,6 millones por renovación, cuando Palladium está metiendo 72 millones en un solo Hard Rock, hotel al que la palabra "apuesta" define todas sus acepciones, tanto en las referidas al azar del riesgo como en la que alude al empeño demostrado en el proyecto.

Resultado: rentabilidad máxima

Para Palladium y los Matutes, es invertir o ser barato, pecado capital en un planeta que sale de la crisis con más millonarios de los que había cuando en septiembre de 2008 empezó el desplome financiero. Zertuche sintetiza en su axioma las razones por las que los hoteleros siguen apostando por las reformas, que este verano han vuelto a convertir a los destinos de las islas en los más caros y rentables del Mediterráneo. Invirtieron para no ser baratos. Y han ganado.

Los que han podido, avisa Carolina Quetglas, dueña de la cadena BQ, fundada por su padre, Bernardo Quetglas, un hombre que empezó de botones y hoy es hotelero. Tienen doce establecimientos en Mallorca, en lugares como Platja de Palma, Muro, Can Picafort o Alcúdia. Y los han renovado todos. Ganan más, claro, que para eso se invierte. Por ello Carolina Quetglas cree que la modernización "de un destino muy conocido y reconocido en el que la mayoría de hoteles son de los años 70" pasa por seguir con las obras, las especializaciones y los cambios de concepto. "El futuro es la renovación total de la planta hotelera balear", afirma. Y advierte: no todos los empresarios han podido beneficiarse de las ventajas que da la ley general turística de 2012. "Los que tenemos recursos y acceso a financiación hemos podido ir rápido, pero a los más pequeños les ha costado más y ahora temen no llegar a tiempo de aprovecha la ley", razona Quetglas, temerosa, como buena parte del sector, de que las correcciones que ahora fuerza la Justicia sobre la legislación aprobada por el Govern Bauzá (PP, 2011-2015) y las reformas que planea el nuevo Govern de PSOE y Més (con el apoyo parlamentario de Podemos) eliminen oportunidades de ganar habitaciones y plantas como las que ya han aprovechado las grandes cadenas presentes en la isla.

El temor está tan fundado que, de hecho, ya ha habido cambios: en enero, el Govern actual aprobó un decreto que corregía uno de los aspectos más controvertidos de la llamada Ley Delgado (en referencia al exconseller del PP con Bauzá). Desde 2012 hasta enero de este año, los hoteles que ganaban calidad y categoría tenían derecho a elevar hasta un 40% la superficie edificada, un aumento que además se calculaba tanto sobre los espacios legales de cada establecimiento como sobre los que ilegalmente se habían ido incorporando. Ahora la ley restringe ese aumento a un 20%, y solo sobre los metros legales. Y más: el nuevo Govern también ha acabado con la opción de subir plantas de altura que se daba a quienes ganaban estrellas y calidad. Con lo que los pequeños que se lo pensaron o que no pudieron acceder a financiación para aprovechar las lucrativas ventajas de la ley del PP se quedan sin las ganancias que sí se han apuntado los grandes, que pudieron correr más.

Los que no invierten

Y corrieron. Ahí tienen los 300 millones invertidos en los últimos cuatro años por Meliá en Balears, una cuantía publicitada por la familia Escarrer que equivale a una tercera parte del total invertido en las islas desde 2012. Ahora las reformas siguen. Una vez acotado el el desparrame urbanístico legado por el anterior Govern, aún es ventajoso hacerla, porque sigue vigente la idea de Zertuche, renovarse o ser barato.

Y pese a todo hay quien sigue fuera de esa apuesta. ¿Por qué? Lo explica Jaume Horrach, secretario de la Federación Hotelera de Mallorca y presidente de los hoteleros de Alcúdia y Can Picafort, que recuerda que "uno de los éxitos de la isla como destino es que ha sido capaz de llegar a todos los tipos de turista, al de dinero y al mochilero, a las familias, a los mayores y a los jóvenes". Horrach lo ejemplifica con el éxito de algún hotel pequeñito de su zona, con pocas estrellas, que hace de su esencia divertida, acogedora y familiar el reclamo para decenas de turistas que vuelven cada año. En este mundo turístico en el que el lujo es la moda y la "oferta de experiencias únicas" se vende como gran factor de seducción, la sencillez también triunfa. Sobre todo si la ejecución es buena. Así que es renovarse o quedarse barato, pero también hacerlo bien o morir.

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