El ejecutivo del Grupo Barceló, Gabriel Subías, negó ayer al juez que la empresa se hubiera aprovechado de la crisis económica que sufrió la sociedad turística Orizonia, actualmente en fase de quiebra, para quedarse con las oficinas de las agencias de viaje Vibo y la compañía aérea Orbest. El directivo aseguró que se trató de una operación de rescate, para salvar una parte de la plantilla del gigante turístico, cuya quiebra dejó una deuda de más de 2.000 millones de euros y la pérdida de 5.000 empleos.

El juzgado de lo mercantil de Palma inició ayer el juicio en el que se discute la propuesta de los administradores judiciales de Orizonia, que reclaman al Grupo Barceló el pago de 60 millones de euros, que corresponde al precio que valoran los activos que se quedó la empresa mallorquina. Los síndicos entienden que Barceló se aprovechó de la precaria situación económica de Orizonia para apoderarse de estas dos partes del negocio, pagando a cambio una cantidad casi simbólica.

El Grupo Barceló fue una de las empresas que negoció, antes de la presentación del concurso, la compra de Orizonia, si bien la negociación se rompió por la situación económica. El directivo Subías explicó que después de la presentación del preconcurso, Orizonia estaba ya muerta como empresa, debido a que el sector turístico es muy sensible a este tipo de noticias. A partir de esta declaración se dejaron de emitir billetes de avión y las oficinas de venta se cerraron. El representante de la empresa detalló al juez que Orizonia pidió su ayuda y que por este motivo adquirieron las más de 150 oficinas minoristas y la compañía aérea con base en Portugal. De esta forma se salvaron casi mil empleos, destacó el empresario, que detalló que se hizo una selección del personal. Se les ofreció a los empleados las condiciones laborales y económicas distintas a las que tenían en Orizonia y muchos no quisieron aceptar la oferta.

Sobre la compañía aérea, el ejecutivo de Barceló detalló que en realidad no compraban una empresa de aviones, sino la autorización para poder volar. Orizonia tenía tres aviones, y el directivo aclaró que el principal cliente de esta empresa era, precisamente, el touroperador. Es una compañía que no tiene vuelos regulares. Sobre la viabilidad económica de esta operación, el ejecutivo señaló que los dos primeros años hubo unas pérdidas de trece millones de euros. Sin embargo, a partir del pasado año se están generando ganancias de alrededor de unos cinco millones de euros.