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Entrevista

Joan Marc Tur: "A la víctima de 'bullying' hay que protegerla, pero al agresor no hay que criminalizarlo"

"Un grupo de WhatsApp con el nombre de una niña y la foto de una cerda es ciberacoso. Claramente"

El defensor del menor, Joan Marc Tur, posa para esta entrevista. Guillem Bosch

La agresión de un grupo de menores denunciada por la familia de una niña de ocho años en Son Roca (Palma) ha vuelto a activar la alarma sobre el acoso y la violencia en las aulas. Desde la Oficina del Defensor del Menor (ODDM), su director, Joan Marc Tur (Ibiza, 1975), psicólogo especialista en psicología infantil, prefiere tratar el tema con "prudencia". Al haber una investigación en marcha, no habla del caso en concreto pero analiza el fenómeno del bullying en el archipiélago y ofrece claves a los padres y los centros para actuar ante ello. Su principal recomendación: si se tiene conocimiento, hay que actuar: "No se trata de judicializarlo enseguida, pero si no se interviene puede ir a más".

-El incidente del colegio Anselm Turmeda ha centrado todos los focos. ¿Son habituales estos episodios en Balears?

-La verdad es que no. Este tipo de incidentes violentos, por suerte, son puntuales, aislados y nada habituales. Si lo fueran nos tendríamos que preocupar muchísimo.

-Pero también está el acoso escolar que no llega a la agresión.

-Efectivamente, ese es mucho más recurrente. Es el acoso del día a día. Hablamos de insultos, vejaciones o aislamiento social.

-¿Se detectan muchos casos?

-Nosotros disponemos de los datos de los casos en los que actuamos. Una de las recomendaciones que haría es que habría que tener más datos sobre este tema. Hemos de conocerlo más y investigarlo. Así sabremos actuar.

-Debe ser difícil detectarlos. Los menores no siempre lo acaban contando.

-Absolutamente. Es muy difícil. A los niños les cuesta mucho eso de ser un chivato y, además, los insultos o vejaciones están muy normalizados. Muchos niños sufren insultos en las redes o rechazo social, el hecho de ser apartado, de no contar con él. Lo importante es la prevención, contando con todos los actores, empezando por centros y también familias. Lo primero es la educación.

-Una vez se detecta en un centro un caso de acoso, ¿cuál es la gestión que deben hacer el centro y los profesores?

-Los profesores deben tener mucha formación. Ahora se trabaja en un protocolo elaborado por expertos y donde nosotros también participamos. Los centros deben conocer los mecanismos de denuncia que hay. No hay que tener miedo a la hora de plantear una denuncia. A veces parece que no se le acaba de dar importancia.

-¿Habla del famoso 'son cosas de niños'?

-Efectivamente, a veces se relativiza. La violencia entre niños no es una cosa de niños. Cuando hay comportamientos violentos hacia los menores son más graves, más violentos y tienen más afectación. A veces, porque solo es una sospecha o por pereza, no se actúa ni se denuncia. No se puede relativizar nunca la violencia.

-El conseller de Educación señaló que en el caso de Son Roca se trataba de un centro en una barriada conflictiva. ¿Es es un factor influyente?

-Puede haber influencia, pero no es un factor principal. Encontramos casos de acoso en colegios privados. El acoso escolar está basado en muchos factores.

-¿Qué motiva a un agresor? ¿Cómo evita un padre que su hijo sea acosador?

-El comportamiento violento se aprende. Nadie nace violento. También hay que ir con cuidado cuando se diferencia entre acosador y acosado. A veces la línea es muy delgada. Hay niños que piensan "antes de que me peguen, me pongo en el lado de los malos". También hay que prestar atención a los observadores, aquellos que tienen una actitud pasiva, que no son acosadores ni víctimas, pero que al no hacer nada refuerzan el acoso. A la víctima hay que protegerla desde el minuto uno, pero al agresor no hay que criminalizarlo, también hay que protegerle y trabajar con él.

-¿Es la impunidad uno de los factores que motivan estos hechos?

-Donde hay más violencia es en la franja de 12 a 14 años. Que la impunidad pueda ser un factor hay que tenerlo en cuenta, pero no creo que sea el principal.

-¿Cuál es el perfil de un menor que sufre acoso escolar?

-No hay un perfil. Hay algunos síntomas que nos ayudan a ver que nuestro hijo está sufriendo acoso escolar: retraimiento, irritabilidad, angustia, bajo rendimiento académico, depresión. Si desde pequeño has trabajado una comunicación lo acabas detectando, aunque es cierto que el niño suele sufrir en silencio.

-¿Cómo puede proteger un padre a su hijo para que no pueda ser objeto de acoso?

-Si trabajas mucho la comunicación desde pequeño lo estás protegiendo. Los resultados son a largo plazo pero acaba teniendo herramientas para actuar. También hay que trabajar la educación emocional. De hecho, pienso que debería tener mucho más peso en las aulas, incluso como asignatura. Para proteger a tus hijos hay que dotarlos de herramientas para que si se enfrentan a una situación así, sepa cómo reaccionar. Es una situación que le puede llegar en cualquier momento.

-Aquello de decirle a un niño 'si te pegan, pega', ¿es más contraproducente que beneficioso?

-La violencia lleva a más violencia. Si nos tenemos que defender de la violencia con más violencia, ¿hasta dónde llegaremos? Lo que hay que decirle a los niños es que si se les agrede hay que responder con indiferencia, evitar esas situaciones y comunicarlo a un adulto. A mi, y ya lo dije en su día, me da mucha vergüenza el comportamiento de algunos padres en los partidos de fútbol de sus hijos. Hay que dar ejemplo.

-¿Las nuevas tecnologías y las redes sociales implican sólo que el acoso, que antes se quedaba en el colegio, pase de un escenario a otro, o actualmente multiplica los casos?

-Hay no sólo un efecto multiplicador, sino también intensificador. Antes, si sufrías acoso en el aula, al llegar a tu casa ya no lo sufrías. Ahora, con el ciberacoso, hay lo que se llama el efecto 24x7, sufrir el acoso durante todo el día y todos los días de la semana. La situación es más grave. Es un acoso continuo.“Si expulsas a un menor porque ha agredido a otro, ¿de qué te sirve? Lo reproducirá en otro lado”

-¿Cómo pueden actuar los padres en estos casos?

-Desde la Oficina del Defensor del Menor hablamos de tres niveles de prevención, tres cortafuegos: el primero, aprovechar los sistemas de bloqueo y denuncia de los que disponen las propias redes. El segundo es la educación de los padres. Hay que conocer las herramientas que utilizan nuestros hijos. Si tiene Instagram, yo he de saber cómo se utiliza Instagram. No es una nueva tecnología, es su forma de relacionarse socialmente. Hay que conocerlo. Finalmente, la tercera y última: la denuncia. Hechos graves ante los que hay que actuar. El año pasado tuvimos once consultas en la Oficina sobre este tema y eran muy graves. Nos sorprendió la magnitud de algunos hechos. Naturalmente lo pusimos todo en conocimiento de la Fiscalía.

-Otro mantra: como lo que ocurre en las redes es fuera del colegios, el centro no puede hacer nada. ¿Es así?

-Si el centro tiene conocimiento debe comunicarlo a los padres.

-Pero ¿el colegio puede actuar y tomar medidas e intervenir a nivel interno?

-Es complicado. Imagina un caso en que unos menores tienen un grupo de WhatsApp, de foto ponen una cerda y al grupo le ponen el nombre de una niña de clase. Eso es ciberacoso. Claramente. Ahí, cuando tiene conocimiento tanto alguien del centro educativo como un padre, hay que comunicarlo enseguida. Son temas muy delicados. No se trata de judicializarlo enseguida, pero si no se interviene puede ir a más. A veces, el ciberacoso es imperceptible para un adulto, pero al menor le puede afectar mucho. Cuando se tiene conocimiento de estos hechos hay que actuar. Incluso si un padre tiene incluso constancia de que su hijo está acosando en las redes, tiene que pararlo. Hay que detener estos círculos de acoso.

-¿Deberían revisarse los protocolos de los centros a la hora de actuar contra el acoso?

-El profesor y el colegio tiene un papel muy importante en la prevención de situaciones de violencia. No soy partidario de endurecer sanciones o castigos. No se soluciona nada. Hemos de trabajar en el respeto a sus compañeros. Lo que hay que hacer es fortalecer la vertiente educativa. Si no, lo único que hacemos es trasladar el problema a otro sitio. Si expulsas a un menor porque ha agredido, ¿de qué sirve? Reproducirá su conducta en otros ámbitos.

-Después de un episodio de acoso, ¿se puede recuperar la convivencia entre acosadores y acosado?

-Totalmente. Hemos de hablar de niños que molestan y niños molestados, no de víctima y agresor. ¿Es un agresor un niño que pega? A mí no me resulta adecuado hablar de un niño agresor. ¿Pedir que unos niños sean expulsados porque hayan agredido? Hay que valorar otros factores.

-Más allá del acoso escolar, un nuevo problema entre menores, es la violencia de género en parejas adolescentes.

-Es un tema que nos tiene que preocupar. Se reproducen patrones de parejas jóvenes que quieren controlar a sus parejas. Tampoco tenemos datos. Pero sí que es un tema que nos hemos ido encontrando. Hay que activar todos los mecanismo de prevención y educación. La administración debe hacer un esfuerzo ahí.

-¿Cómo explica que generaciones educadas en valores de igualdad estén volviendo a estas conductas?

-Dos capítulos de Mujeres, Hombres y Viceversa. Eso basta para romper todo el trabajo hecho. Ver las conductas que se reproducen en este tipo de programas destinados a adolescentes te da la respuesta. Es una cantidad enorme de inputs contraproducentes. Cuando lo ves te hace reflexionar mucho.

-¿Cómo gestionan unos padres si ven que su hija es víctima de violencia de género? Hablamos de edades complicadas, en las que los menores ganan autonomía y piden privacidad.

-Educación, educación y educación. Hay que empoderar a nuestros hijos e hijas. Hay que romper los estereotipos. Valoro mucho las campañas de 'No es no' relacionadas con el acoso sexual. ¿Cómo empoderar a nuestras hijas? Trabajando eso desde pequeños.

“Dos programas de ‘Mujeres y Hombres’ te rompe todo el trabajo de educar en igualdad”

-Pongamos que unos padres se dan cuenta de que el novio de su hija le impide quedar con amigas o la aisla. ¿Eso, que no llega a agresión, se puede denunciar?

-Si has trabajado la comunicación con tu hija podrás convencerla para que acabe dejando a la pareja. Lo importante, precisamente, es saberlo detectar. Terriblemente esto es muy frecuente. Es un patrón que se repite.

-Ahora que hablamos de generaciones más jóvenes, ¿sigue siendo común la violencia de padres a hijos?

-Que me llamen cumbayá, pero soy partidario de cero violencia. Una torta lleva a otra. Es difícil poner el límite. Yo soy partidario de no al cachete. No te puedo decir si ha ido a más o menos, lo que sí ha ido a más es la violencia de hijos hacia los padres. Los hijos tiranos, a los que no se ha impuesto una disciplina, van a más. No hay que vincular disciplina a tiempos pasados. Los padres no tienen que ser colegas, tienen que poner normas, límites y una disciplina en positivo. Si no, estamos engendrando futuros monstruos.

-Dejando de lado la violencia, otro tema que también atiende la Oficina es el de los niños en casos de divorcios o separaciones. ¿Es cierto que se usa a los niños?

-Sí, totalmente. Me preocupa muchísimo. Personalmente, creo que la utilización de niños en contenciosos y divorcios problemáticos es habitual. Creo que a veces se toman medidas que son inhumanas. No hay que utilizar a los niños para nuestros propios fines. No hay que involucrarlos en nuestras disputas. A veces es terrible porque no se tiene en cuenta la opinión de los niños. Lo más habitual es lo que debería ser la última medida, que sea un juez quien decide. Vemos demasiadas veces casos muy duros de niños que cuando están con el padre no se les deja llamar por teléfono a la madre. Se utilizan las medidas judiciales con mala praxis. La justicia debería ser muy consecuente con las medidas que toma.

-Un debate actual es si la custodia compartida debe ser la salida por defecto.

-Lo que hay que hacer siempre es valorar el interés superior del menor por encima del interés del padre o de la madre.

-¿Y se hace?

-No. No se hace.

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