"A menudo me pregunto por qué, de una manera especial en nuestro sector, las empresas y los empresarios somos insaciables y nos planteamos como una necesidad vital el crecimiento, el contratar cada vez más obra a cualquier precio, utilizando todas las tretas e intentando, a ser posible, que la competencia se pueda quedar sin trabajo". El autor de este texto es Mariano Sanz, empresario constructor y presidente de la asociación de contratistas de la patronal sectorial de las islas, y aparece en la revista Nivell que esta organización edita. Es además el reflejo del estado de ánimo existente entre las firmas que trabajan para las Administraciones públicas: tras las últimas elecciones y una vez agotados los presupuestos para las inauguraciones previas, la inversión que este sector público realiza se ha desplomado, y las "25 o 30 empresas constructoras que se dedican a esto en las islas" se encuentran con que no hay trabajo para todas. El resultado ha sido la entrada en una guerra "suicida" de precios a la baja que está poniendo en peligro la continuidad de algunas de estas firmas. "Quedamos pocos y encima nos matamos entre nosotros", subraya.
"Hace algunos años estábamos rogando a las Administradores que nos pagaran las obras ya ejecutadas por la enorme morosidad que mantenían, y ahora lo que estamos haciendo es suplicando que nos den más trabajo", lamenta Mariano Sanz, que no oculta el coste que su sector ha pagado a lo largo de la crisis, con caídas en la facturación del 70% o el 80%, recortes de plantilla y, en muchos casos, el tener que pasar por concursos de acreedores.
Guerra de precios
Según los datos aportados por la patronal de la construcción, durante los primeros cinco meses de este año la inversión realizada por las Administraciones públicas en Balears ha registrado una caída del 31,1% respecto al mismo periodo de 2015, una evolución que resulta especialmente negativa en la procedente de la Comunitat Autònoma, en la que este recorte interanual se ha situado en un 82,8%. En el caso de Consells Insulars y ayuntamientos la caída se cifra en un 27,4%, mientras que la inversión estatal se redujo en ese periodo un 9,5%.
La falta de trabajo para todas las empresas del sector explica la guerra de precios a la baja en la que se ha entrado, hasta el punto de que en algunos casos no se llegan a cubrir ni los costes, según lamenta el presidente de los contratistas.
Además, eso ha obligado a muchas de estas constructoras a extender su actividad a otros campos de la construcción con el fin de poder acceder a unos ingresos adicionales.
Según manifiesta Mariano Sanz en su artículo, "la escasez de licitaciones nos obliga a hacer ofertas a menudo inasumibles. Pero, aún así, la voracidad de algunas empresas les hace olvidar que es bueno que haya más supervivientes, que se puede competir sin humillar, que llegados a un cierto límite acaparar más trabajo es abusar de sus compañeros, que regular el mercado a su antojo sería legítimo si sus actuaciones fueran transparentes y respondieran a una competencia leal y honrada, que no son quienes para decidir qué debe hacer cada empresa en función de sus intereses".
