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Inmigración

Inmigración irregular, Dellys-Mallorca: la ruta de las pateras

Expertos de la Policía y la Guardia Civil coinciden en que no hay constancia de que los inmigrantes que llegan en barca desde África sean víctimas de grupos criminales: son jóvenes que organizan su propio viaje y compran la embarcación a escote

La patrullera de la Guardia Civil del Mar traslada a un grupo de inmigrantes rescatados tras atracar por error en Cabrera, en junio de 2014. m. mielniezuk

Una decena de jóvenes se reúnen en un café cerca del puerto de Dellys, una localidad pesquera a cien kilómetros al este de Argel. Todos aportan el dinero que pueden, entre 300 y 1.000 euros. Lo suficiente para comprar una vieja barca de pesca y dos motores fuera borda. El vendedor les entrega un GPS y les explica el rumbo que deben seguir, norte-noroeste, hasta alcanzar su destino: la costa sur de Mallorca. El grupo permanecerá pendiente de la meteorología hasta que las previsiones den un margen de tres o cuatro días de calma chicha. Será entonces, con las mejores condiciones de navegación posibles, cuando emprendan la travesía de 143 millas náuticas (apenas 265 kilómetros) que les separan de Europa y sus sueños de prosperidad.

No tienen que esperar mucho. Apenas una semana después se registran unos días de bonanza. La superficie del mar está plana como una sábana la noche en que emprenden la travesía. La barca alcanza unos cuatro nudos de velocidad. Navegan sin incidentes toda la noche, todo el día siguiente y es de nuevo de noche cuando vislumbran una costa escarpada. Es Mallorca. Siguen el litoral hasta encontrar una cala accesible, donde abandonan la barca. Se cambian la ropa empapada por otra seca y emprenden el camino juntos, sin saber muy bien hacia dónde.

Su aventura acaba poco espués. Caminan por el arcén de la carretera cuando son interceptados por un coche patrulla de la Guardia Civilson interceptados por un coche patrulla de la Guardia Civi. Los agentes sospechan de inmediato de su aspecto. Cuando les piden la documentación se encuentran con que ninguno la lleva. Los argelinos han dejado sus papeles, en un intento de dificultar su expulsión si eran arrestados. Al ver la ropa mojada en sus mochilas, los guardias concluyen que se trata de un grupo de inmigrantes irregulares que acaba de llegar en una patera. Son detenidos de inmediato. Una batida permite localizar poco después la embarcación, encallada en la cala.

El grupo es fichado por la Guardia Civil y entregado a la Policía Nacional, cuya brigada de Extranjería se encarga de determinar si entre ellos hay algún responsable, que pudiera ser acusado de un delito de inmigración ilegal, y de iniciar los trámites para su devolución a Argelia. Al día siguiente serán trasladados con vigilancia policial a Barcelonatrasladados con vigilancia policial a Barcelona, donde podrán permanecer un máximo de 60 días en un centro de internamiento para extranjeros mientras se tramita su retorno a su país.

Esta historia es aplicable a la mayoría de las pateras que han alcanzado las costas de Balears en los últimos años. Desde la llegada de la primera de estas embarcaciones detectadas, un viejo barco de pesca con el que nueve jóvenes llegaron a Cap Salines el 1 de enero de 2007, hasta la última, que arribó a Cala Figuereta (Santanyí) con diez personas el pasado 27 de septiembre. En estos años han sido interceptados 30 barcos con un total de 409 personas detenidas.

Sin constancia de mafias

"Los inmigrantes que llegan normalmente en patera a Mallorca tienen unas características muy marcadas, que nos llevan a pensar que no son víctimas de mafias organizadas". El inspector jefe José María Manso dirige la Unidad Contra Redes de Inmigración y Falsificación (UCRIF) de la Policía Nacional y es uno de los principales expertos en inmigración ilegal de Balears. Y su opinión coincide con la de otros investigadores de la Policía y la Guardia Civil. Las pateras que llegan a Balears no tienen nada que ver con las mafias que trafican con subsaharianos en Marruecos o las que trasladan a refugiados en el Mediterráneo Oriental.

Entre los más de cuatrocientos inmigrantes llegados a las islas en patera no había nunca mujeres ni niños. Se trataba siempre de hombres jóvenes -ocho de ellos dijeron ser menores de edad, pero los forenses tenían sus dudas de que no hubieran cumplido los 18 años-. Todos estaban en buenas condiciones físicas, suelen ir bien vestidos y llevan dinero para iniciar la nueva vida que buscan en Europa. No llegan como indigentes.

Las diferencias con las víctimas de las mafias de inmigración se extienden también al viaje. Las embarcaciones con las que realizan la travesía pueden parecer precarias a ojos de un europeo, pero no son ni mucho menos endebles ni van sobrecargadas. Rara vez transportan más de diez personas. Algunas llevan dos motores y parten con agua y víveres suficientes para aguantar el viaje. Y siempre escogen días de mar en calma.

Estas precauciones explican que no haya constancia hasta ahora de naufragios de estas embarcaciones. La primera patera que se detectó en Balears, el 1 de enero de 2007, era un viejo pesquero argelino, el Soraya, que sufrió una avería y permaneció tres días a la deriva. Finalmente lanzó un mensaje de auxilio. Fue localizado por una patrullera de la Guardia Civil del Mar cuando se encontraba a nueve millas al sur de Cap Salinas, y remolcado hasta Portocolom.

Pero la gran mayoría de las embarcaciones completan la travesía con éxito. Lo peor que les ha pasado a algunos es equivocarse de faro y acabar atracados en Cabrera. Allí fueron sorprendidos por los agentes que custodian el parque. Algunos de los jovenes preguntaban dónde podían tomar el autobús a Palma.

Los investigadores sospechan que existen en Dellys intermediarios que se encargan de conseguir las embarcaciones, los GPS y de ofrecer el asesoramiento básico para emprender la travesía, pero no hay una estructura criminal. La iniciativa del viaje suele ser de los propios inmigrantes. En los primeros viajes se pudo identificar a los patrones de los barcos, a los que se acusó de delitos de inmigración ilegal. Pero en la mayoría de los casos posteriores no se detectó la presencia de ningún cabecilla.

También influye el que hasta ahora Argelia está fuera de la zona de influencia de las bandas internacionales de tráfico de personas. A pesar de que no llevaban documentación, los investigadores consideran que todos los inmigrantes son argelinos, y procedentes de la misma zona, de los alrededores de Dellys.

En cualquier caso, los 407 argelinos llegados en patera en los últimos diez años representan un porcentaje ínfimo del total de extranjeros en situación irregular que han entrado en este tiempo. Los expertos coinciden en este extremo: la mayoría de los inmigrantes sin papeles que entran en Mallorca lo hacen en avión.

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