Maria Antònia Munar está a punto de perder la esperanza, porque su horizonte penitenciario no puede ser más negro. Juicio que afronta, juicio que pierde. De hecho, a sus espaldas ya suma su cuarta sentencia condenatoria, una vez que se conozca la del segundo juicio del caso Can Domenge.

Munar ya lleva algo más de tres años privada de libertad en la cárcel de Palma. Entró, precisamente, cuando se conoció la sentencia del primer juicio por amañar el concurso para vender el solar. Y una vez en prisión conoció que el Supremo había confirmado la sentencia del llamado caso Maquillaje. Ambas sanciones sumaban un total de once años de prisión, que Munar tendrá que cumplir en su integridad. Con la próxima condena, no saldará su factura con la justicia, como mínimo, hasta el año 2027, aunque antes disfrute de beneficios.

Todo indica que la magistrada que ha presidido el juicio con jurado va a aceptar la condena que reclama el fiscal, por la gravedad que representa que un político reclame y acepte un soborno. Si se cumple el pronóstico el túnel de salida para que Munar pueda dejar la prisión está cada vez más lejano. Su estado físico, muy demacrado, y su débil tono de voz demuestran que su estancia en la cárcel no debe ser fácil, pero tampoco lo es para cualquier preso común que está cumpliendo una condena por un delito. La única diferencia es que ella fue la política más influyente de Mallorca, que tenía capacidad para poner y quitar presidentes de Govern, y ahora se ve sometida a un severo régimen penitenciario.

La fiscalía Anticorrupción no cree que Munar y el resto de sus compañeros de UM solo hubieran exigido un soborno en el proyecto de Can Domenge. Se cree que hubo más, aunque solo existen sospechas, sin pruebas concretas. El fiscal le ofreció a Munar la posibilidad de que confesara si hubo dádivas en otros contratos y le mencionó los casos de Son Oms o el proyecto de la carretera de Manacor. Sin embargo, ella prefirió guardar silencio. Tenía muy claro que iba a confesar, pero solo el soborno de Can Domenge, que ya suponía un acontecimiento muy importante. Del resto iba a guardar silencio. Si hubiera extendido su confesión su presencia en prisión sería aún más prolongada.

Munar aún no ha terminado su periplo judicial. Aún le quedan pendientes dos juicios. Uno de ellos es el caso Son Oms y el otro la financiación ilegal de UM.