-¿Qué es un cultivo transgénico?

-Son aquellos en los que se introduce un gen de otro organismo, ya sea humano, animal o vegetal.

-¿Con qué objetivo?

-El de dotar de una nueva característica, ventajosa claro está, a ese cultivo.

-Póngame un ejemplo.

-Antes, la insulina para los diabéticos se obtenía del páncreas de los cerdos. Hoy en día toda la insulina es transgénica. El gen humano de la insulina se ha incorporado a unas bacterias que, en condiciones controladas de laboratorio, van creciendo y produciendo insulina humana.

-¿Y qué ventajas tiene sobre la del cerdo?

-Muchas. La primera, que no tienes que matar al cerdo. Aumentas la producción y el precio baja. Además, la insulina del cerdo provocaba más efectos secundarios de intolerancia en las personas, por no hablar de que se evita el peligro de las contaminaciones bacterianas en estos animales. Y ahora hay una empresa que ha introducido este gen de la insulina en el cártamo, una planta originaria de la India muy parecida al cardo, con el objetivo de sembrar campos de cártamo transgénico y recoger insulina humana de sus semillas.

-¿Y qué avance supone esto sobre las bacterias transgénicas?

-Por cada hectárea de cártamo transgénico se pueden obtener dos kilos de insulina humana pura, suficiente para tratar a 2.500 diabéticos durante un año. Y con 6.500 hectáreas de estos cultivos serían suficientes para abastecer de insulina a todos los diabéticos del mundo.

-¿En qué fase se encuentran estos experimentos? ¿Es el futuro de la insulina?

-Están en fase de ensayos y sí, por supuesto que es el futuro. Las bacterias crecen menos, un campo produce más y esta producción industrial llevará aparejada un nueva disminución del precio. Y a nivel clínico es idéntica.

-¿Por qué tienen tan mala fama los transgénicos?

-Porque alrededor de ellos se han argumentado muchas acusaciones. Y todas ellas son falsas excepto una.

-Empecemos por las falsas...

-Es falso que sean dañinos para la salud humana o que produzcan alergias. Que las nuevas variedades tengan un efecto negativo sobre el medio ambiente. Que al tratarse de un modo de producción moderno, solo esté al alcance de los países desarrollados. Y, por último, que no aportan beneficios para los agricultores cuando en realidad su ganancia neta aumenta. Existe un consenso científico de que en estos veinte años de uso de transgénicos no se ha producido ni un solo caso de perjuicio para la salud del ser humano o para el medio ambiente.

-¿Y cuál es la acusación verdadera?

-Que en su producción hay un monopolio casi exclusivo de grandes multinacionales como Monsanto, recientemente adquirida por la alemana Bayer, Syngenta o DuPont, todas ellas dedicadas a las semillas transgénicas. Esta es una acusación cierta pero, ¿no lo es también que hay multinacionales que también monopolizan el sector de la energía o las telecomunicaciones? En la producción ecológica también hay multinacionales y nadie la rechaza por ello.

-¿Qué problemas provoca esta mala imagen?

-La presión de los lobbys antitransgénicos ha provocado que la normativa europea sea más restrictiva y se exigan más pruebas para conseguir una autorización.

-¿Qué exigencias?

-Una empresa que quiera realizar cultivos transgénicos tiene que sortear primero quince años de pruebas en las que demuestre que no entrañan un riesgo ni para el ser humano ni para el medio ambiente, lo que supone un coste medio de veinte millones de euros. Por eso esta producción es inasequible para las pequeñas empresas de biotecnología europeas.

-¿Cómo está la situación en Europa?

-A nivel europeo solo hay 86 autorizaciones de transgénicos y solo dos de ellas son de cultivos. Las otras 84 son para importar transgénicos cultivados en otros países.

-¿Cuáles son los dos cultivos autorizados?

-El maíz y la patata, pero esta última, explotada por la empresa alemana Basf y no para consumo humano sino para fabricar papel, ya no se cultiva por la mala propaganda de estos cultivos.

-Así que el único cultivo trasgénico en Europa es el maíz...

-Sí, el maíz transgénico BT. Un cultivo al que se le ha introducido un gen que fabrica una proteína tóxica únicamente para los gusanos que se alimentan del grano. Con ello evitas el uso de plaguicidas en estos cultivos y consigues un producto no solo más barato sino también más sano. Se da además la paradoja de que esta proteína, purificada, se usa en la agricultura ecológica.

-¿No hay entonces ningún producto transgénico en nuestros supermercados?

-No, nadie los compraría por la mala prensa que arrastran y la empresa que se aventurase a comercializarlos se arruinaría. Pero toda la carne que consumimos, a no ser que sea ecológica, está engordada con soja transgénica importada mayoritariamente de Estados Unidos y Sudamérica, lo que comporta una desigualdad competitiva para los productores europeos. De la misma manera, el queso que consumimos no procede de vacas transgénicas, pero en el proeso de su elaboración sí se han usado proteínas de este tipo.

-¿Y lo mismo pasa con los cultivos de maíz transgénico?

-Sí. Se dedica a alimentación animal, no humana. No está prohibido, pero nadie se atreve a hacerlo.

-En conclusión, para usted los transgénicos solo reportan ventajas...

-El uso de transgénicos nos permite que los productos adquieran nuevas propiedades o ventajas que los hagan más saludables para el ser humano y más respetuosos con el medio ambiente. La tecnología no es buena o mala, lo es el uso que se haga de ella.

-¿Su opinión la respalda alguien?

-Recientemente unos 113 premios Nobel han acusado a Greenpeace de crímenes contra la humanidad por oponerse a ellos.