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Análisis: Para Barberá sí es delito y para Matas no, por Felipe Armendáriz

La exalcaldesa del PP de Valencia Rita Barberá utiliza su escaño en el Senado como escudo frente a la acusación de blanquear mil euros que se supone fueron de origen ilícito y que su partido obtuvo mediante el cobro de mordidas por contratos públicos. Nadie, ni la fiscalía, ni el juez de Valencia que investiga el caso Taula ni el Tribunal Supremo han podido acreditar el origen concreto de los mil euros (y de otros 49.000) que supuestamente sirvieron para financiar irregularmente al PP de Valencia.

No obstante dicha laguna, las imputaciones contra Barberá (y otros 49 concejales, empleados y simpatizantes del PP) por blanqueo de capitales siguen en pie y han causado una seria crisis en el seno de la fuerza conservadora, que la exalcaldesa afirma haber abandonado muy a su pesar.

Para Rita Barberá entonces puede ser delictivo lavar mil euros que le dio su partido y que éste no podía gastar porque era dinero negro, pero para Jaume Matas, y en opinión de la fiscalía anticorrupción, no se puede probar el blanqueo de capitales.

El auto del juez José Castro del pasado 1 de septiembre apunta a que varios testigos, en su mayoría proveedores e intervinientes en la reforma del palacete, han admitido que la familia Matas-Areal les pagó decenas de miles de euros en dinero negro.

El expresident, en su descargo, admitió que manejaba fondos opacos producto de unos alquileres de un local de su fallecida madre.

Castro va más allá y apunta a que también pertenecen a Matas un apartamento en la Colònia de Sant Jordi (que fue escriturado en unos 200.000 euros) y una vivienda (dos pisos unidos) en una lujosa finca del barrio de Salamanca de Madrid y tasada en 2003 en un millón de euros. El palacete fue valorado en 2,5 millones. ¿Tanto dinero negro generaba el alquiler del local de la madre de Matas?

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