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PP y PSOE se hacen publicidad con los asesinatos machistas

La fiesta nacional está salvada, después de la cumbre a manteles celebrada el pasado lunes entre el diestro José Barceló ´Campanilla´ y el ultradiestro José Ramón Bauzá

PP y PSOE se hacen publicidad con los asesinatos machistas

Francina Armengol emboca el último repecho de su anodino discurso en el Parlament, el pasado martes. "Queremos crecer, pero no a cualquier precio. Impulsamos un crecimiento inclusivo. Porque de nada nos servirá crecer si no acabamos con una lacra como la violencia machista". Ni el más aventurado sociólogo establecería un vínculo entre la prosperidad y el maltrato, porque se trata simplemente de una parrafada oportunista.

Marga Prohens inicia su réplica a Armengol desde la tribuna parlamentaria. Antes que nada, expresa su pésame por el asesinato machista en Eivissa, que dispara las estadísticas de violencia de género en Balears. La portavoz de la oposición exige medios, los que no aportó el PP. Es la segunda parte de una pantomima inocua, si no abordara una situación inicua. Son los lamentos de ordenanza, duele singularmente que corran a cargo de sendas oradoras. Si el PSOE lo hace, no podemos quedarnos atrás.

PP y PSOE, eximiremos de momento a los emergentes neonatos, utilizan la violencia de género con una sangre fría espeluznante. Se hacen publicidad a costa de las víctimas. El exhibicionismo obsceno de los minutos de silencio, y hablamos solo de los cargos políticos, contrasta con la inoperancia institucional. Una foto dolorida, una consternación impostada, y hasta la próxima víctima. Habrá que demostrarlo.

El pasado mes de agosto entrevisté a Oana Ciotau. Su padre, Ioan Ciotau, había apuñalado mortalmente a su madre, Lucia Patrascu, a la vista de sus vecinos en el apartamento que ocupaban en el Port de Pollença. PP y PSOE habían montado el oportuno minuto de silencio para autoridades. Es pertinente recordar que en el momento de la conversación habían transcurrido ya tres meses del asesinato, un tiempo prudencial para desperezar incluso a la mastodóntica burocracia. Obsesionado por el morbo del asesinato como todo periodista, solo a última hora incluí en el cuestionario una pregunta trivial:

-¿Alguna autoridad se ha puesto en contacto con ustedes para explicarles lo sucedido?

-Nadie, no hemos tenido ni un solo contacto, ni el Instituto de la Mujer, solo vimos el minuto de silencio de las autoridades. Yo vestí a mi madre muerta, hemos limpiado la sangre del apartamento, nos trataron con dureza al venir a recoger nuestras cosas aunque estábamos vulnerables, la factura del entierro fueron seis mil euros.

Un minuto de silencio para las portadas, y la vida debe continuar. Más allá del asesinato, "explicarles lo sucedido" a los familiares se hacía imprescindible por la cuanto menos dudosa intervención de miembros de la Guardia Civil, que han sido imputados por una jueza por su intervención o inhibición en el caso. Lucia Patrascu se dirigió al cuartel cuatro horas antes de ser asesinada, no se activó ningún protocolo, no fue acompañada a su domicilio. Para redondear la desastrosa gestión del asesinato, desaparecieron cinco mil euros custodiados por la Benemérita.

En lugar de recurrir a manifiestos efectistas pero poco comprometedores, Armengol y Prohens podrían haberse solidarizado con un asesinato en el que se disponía de medios sobrados que no se utilizaron. Podrían haber citado en sede parlamentaria los nombres de las mujeres y un hombre víctimas de asesinato machista en lo que va de año en Balears. Claro que la enumeración les obligaba a "explicar lo sucedido" en el caso de Lucia Patrascu.

A través de Armengol y Prohens, PP y PSOE han sacado el asunto a la luz espontáneamente. Una vez concluido el minuto de silencio, cabe preguntarles si coinciden con la hija de la asesinada, cuando declara que "La Guardia Civil lo hizo mal, y mi padre mató a mi madre". ¿O populares y socialistas piensan aquí que hay que matizar, y que no conviene reabrir heridas, y que el crecimiento económico exige sacrificios? Mientras la presidenta de Balears, autoproclamada "mujer, izquierdista y feminista", engola la voz en discursos huecos, ni su partido de izquierdas ni la formación hegemónica de la derecha se han personado en la causa que mide el pésimo funcionamiento de la autoridad en el asesinato. Menos emotividad y más eficacia. A cuatro meses del crimen, todavía se aguarda la explicación prometida por el delegado del Gobierno del PP o por los responsables de la Guardia Civil.

Ya no hay aficionados a los toros, sino a salvar los toros. Andan de enhorabuena. La fiesta nacional ha despejado su futuro, tras la cumbre a manteles celebrada el pasado lunes a mediodía en el restaurante palmesano del Pes de la Palla. Los taurinos tienen buen paladar, y el mano a mano reunía en el cartel al diestro José Barceló Campanilla y al ultradiestro José Ramón Bauzá. El torero reclamaba apoyos, el senador elegido por el mismo procedimiento que Rita Barberá comprometía su muleta. Un problema menos, España tiene remedio.

Carme Riera se ha enamorado de s'Arxiduc en Les darreres paraules, y la académica mallorquina no es sospechosa de debilidad sensiblera hacia sus personajes. Esta obra de madurez desnuda su mecanismo en la página 126, cuando aflora el efebo Antínoo que subyugó a un emperador romano. En efecto, el Luis Salvador de la hija del profesor Eusebio Riera se dirige al lector con el tono de las Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar. También funciona como una elegía de Mallorca con una musicalidad contagiosa. Vean Suburra, una excelente fábula sobre la corrupción política palmesana. Perdón, romana.

Reflexión dominical taurómaca: "Estadísticamente, la víctima de las corridas es el toro y no el torero, así que se acabó la fiesta".

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