La relación de Javier Salinas con la que fue su secretaria particular, Sonia Valenzuela, ha terminado por costarle el cargo. En los últimos meses el obispo ha intentado convencer a sus superiores de que había cesado el revuelo por su conducta disonante con la doctrina romana. Consciente de que estaba en la cuerda floja, vendió que contaba con el respaldo necesario para continuar liderando la Iglesia en la isla. Sin embargo, no lo ha conseguido. Monseñor Salinas deja hoy a mediodía de ser el titular de la diócesis de Mallorca, obligado por el daño generado para la imagen de la institución tras su virulento enfrentamiento con Mariano de España.

El exmarido de Valenzuela acusa al prelado de haber roto su matrimonio católico al haber interferido en él y "abducido" a su exesposa. Salinas ha negado en todo momento haber protagonizado el menor episodio de infidelidad, y lo achaca todo a un capítulo de celos del marido. Pero la Santa Sede considera imprudente la conducta de Salinas y su gestión de la crisis, y ha terminado concluyendo que su autoridad moral estaba cuestionada. También ha calibrado el impacto negativo que ha provocado en la Iglesia en general y en la mallorquina en particular.

A las doce del mediodía

El Vaticano hará pública la destitución del obispo a las 12 mediante su Boletín oficial. Previsiblemente, en ese mismo acto el papa Francisco nombrará a Salinas obispo auxiliar de Valencia.

No era esta la salida que quería Javier Salinas. En la archidiócesis valenciana, comandada por el cardenal Antonio Cañizares, ya hay dos obispos auxiliares con lo que Salinas irá de tercero. La rebaja de categoría confirma el malestar de Roma con el prelado, al que no ha dado más opción que ésta.

Tal y como adelantó ayer este diario, el menorquín Sebastià Taltavull, obispo auxiliar de Barcelona, dirigirá la diócesis mallorquina hasta que el Papa nombre al sustituto definitivo del obispo defenestrado. El propio Taltavull es por ahora el preferido para sustituir a Salinas, aunque primero deberá transcurrir un tiempo prudencial para que el menorquín diseccione la situación eclesiástica local. La Santa Sede quiere un diagnóstico profundo de la problemática que vive la Iglesia en Mallorca, antes de imponer a un nuevo pastor.

Relevo el sábado

El calendario fijado es el siguiente: Hoy se divulga la destitución de Salinas, que se hará efectiva el sábado en una misa de acción de gracias en la catedral de Mallorca, a las 11 horas. Posteriormente, el colegio de consultores -órgano formado por 10 sacerdotes mallorquines que asumen el gobierno diocesano mientras la sede está vacante- se reunirá en el palacio episcopal con Taltavull, que ya estará en Palma. Allí el obispo asumirá el cargo de administrador apostólico, y en consecuencia el colegio de consultores pasará a un segundo plano.

El Vaticano sabe bien lo que hace: la elección de Taltavull está muy medida; es el elegido para poner orden en una diócesis que en los está proyectando una imagen decadente con sus dos últimos pontificados. El de Salinas no ha llegado ni a los cuatro años.

El obispo defenestrado quedó sentenciado hace meses, pero Roma tiene sus tiempos y no deja que nadie se los marque. Salinas conocía desde hace tiempo la oferta de irse con Cañizares -que le ha aceptado gustoso-, y se le dio un tiempo para pensárselo. Aunque regresaba a su tierra natal, al obispo no le gustó pasar de ser titular a auxiliar, y dejó pasar las semanas sin dar respuesta. Salinas ha tratado de quedar en Mallorca, pero no lo ha logrado. Cuesta dejar de ser titular de una diócesis para ser tercero de otra. Era coger lo de Valencia o tocarle más adelante un destierro ignoto, con lo que la degradación de rango podía haber sido peor aún.

Finalmente ha tenido que dar su brazo a torcer. Su exsecretaria Valenzuela está al tanto de todos los movimientos, ya que ambos mantienen el contacto aunque procurando una mayor discreción.