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La fiesta en paz

Un debate sin ´boina´ mallorquina

Ana Oramas ha conseguido su "agenda canaria".

Solo los masoquistas o quienes tienen una obligación profesional se tragan los debates de investidura de que gozamos los españoles cada seis meses. Pertenezco, espero, al segundo grupo. Me siento ante el televisor y escucho los 83 noes de Sánchez a Rajoy. Me sorprende el "no me fío, pero voy a votarle" de Rivera. Casi me da pena el "tienen que votarme porque sí" que el aspirante dirigió a casi todos los demás.

Como la mayoría de los medios ya han analizado por activa, pasiva y perifrástica a los grandes líderes nacionales, decido perder el tiempo en escudriñar a los representantes tribales. Es decir, a los diputados más o menos nacionalistas de partidos regionales, sucursales de otros estatales -como la UPN o el FA del PP, o las Mareas y En Comú Podem de Podemos- o de naciones que quieren irse de España (qué difícil resulta definirlos a todos con pocas palabras).

Descubro por boca de Ana Oramas que Mariano Rajoy tiene una "agenda canaria". En ella se incluye la aprobación del Régimen Económico y Fiscal y la defensa ante la UE de un estatuto para las regiones periféricas. También me entero de que el archipiélago tenía un PIEC -les garantizo que no vale la pena explicar de qué se trata- o que se han invertido 2.300 millones de euros en infraestructuras. Rebusco en las palabras del candidato a sucederse a sí mismo una referencia a la agenda balear. No la encuentro ni en la última línea del último párrafo del tostón que endilgó a la Cámara.

Gracias a Isidro Martínez Oblanca, de Foro Asturias, me informo de que España entera tiene un gravísimo problema con la Variante. ¿De qué se trata? Pese a las faraónicas obras de Álvarez Cascos en su etapa de ministro de Aznar, no tuvo tiempo de llevar la Variante del AVE al Principado. Rajoy se faja y explica el retraso en "las complejidades técnicas descomunales" en la zona de Pajares. Ya sé lo que ocurre en el puerto de montaña y, sin embargo, no tengo ninguna explicación sobre las razones por las que Montoro incumple el convenio ferroviario con Balears.

Tras la andanada de Alexandra Fernández, de En Marea, el presidente en funciones se aviene a reconocer que tiene deudas pendientes con su tierra natal como la llegada del AVE, otra vez el dichoso tren, o avances en ganadería, agricultura y pesca.

Rajoy presume de lo bien que va el turismo, pero no se le ocurre anunciar inversiones para paliar la presión sobre servicios e infraestructuras que padece Balears a consecuencia de la bonanza del sector.

Con las intervenciones de Joan Baldoví, de Compromís, me entero de que existe el "problema valenciano". Al parecer se trata de la infrafinanciación y de la escasa inversión en infraestructuras que padece la Comunidad Valenciana. Como Rajoy no pensaba pescar el voto de Compromís, ni siquiera se molestó en rebatirle, la cuestión quedó saldada con un "Valencia está bien... gracias a las políticas que hemos llevado a cabo en los últimos años".

Los independentistas catalanes Joan Tardà y Francesc Homs están en otra guerra. A ellos no les ocupa un metro más de AVE o un hospital de menos. Son minucias que afectan la ciudadanía pero que quedan empequeñecidas por la gran meta de la independencia. A la que por cierto el representante de ERC invitó a sumarse a los baleares en una de las escasas alusiones a las islas escuchada durante las más de once horas de dimes y diretes.

En periodismo llamamos poner la boina a la búsqueda de la derivada local, a veces cogida por los pelos, de una noticia trascendente de ámbito nacional o internacional. Un ejemplo imaginario podría ser una entrevista con el vecino de Montuïri que estaba a mil kilómetros del lugar donde ocurrió el terremoto en el que murieron 10.000 personas y notó un leve temblor de tierra. Quizás el debate de investidura no sea el lugar adecuado para resolver las cuitas regionales. Pero, qué quieren que les diga, uno agradecería un ligero gesto, una leve referencia a estas islas sin voz y con poco voto en el Congreso de los Diputados.

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