Alrededor de 70 Auxiliares Técnicos Educativos (ATEs) eligen entre ayer y hoy plaza para el próximo curso, un proceso que ha sido criticado por el STEI-i por " falta de transparencia", ya que estos trabajadores no han podido conocer con antelación qué posibilidades había. Citados en el IES Josep Maria Llompart, conocen las plazas disponibles en el mismo momento en que deben decidir.

Los ATEs están en los centros para atender y asistir a niños que, por tener determinada discapacidad o dolencia, tienen dificultades para realizar según qué acciones de manera autónoma. Son un colectivo que a nivel laboral depende de la conselleria de Función Pública. La de Educación se encarga de asignarles el centro, que pueden elegir según la zona a la que están adscritos (que en Mallorca son Palma, Inca y Manacor).

Según el sindicato, se les prometió que durante el mes de agosto tendrían una lista de las vacantes, pero nunca llegó. El director general de Comunidad Educativa e Innovación, Jaume Ribas, argumenta que finalmente no se les pudo facilitar al no tener el correo de contacto de todo el colectivo y al considerar que no era justo que algunos técnicos sí tuvieran la información y otros no.

Además de transparencia, el sindicato exige más estabilidad y mejores condiciones para este colectivo, que está conformado por 271 trabajadores este curso (la misma cifra que el año pasado según los datos de Innovación). El STEI-i recuerda que son trabajadores que no cobran ni mil euros y que según qué cambios de centro -aunque sean en las misma zona- les supone un gasto en kilometraje que deja muy mermada la nómina final que perciben. Critican además la gran diversidad de contratos y condiciones que se dan en el colectivo: hay funcionarios (solo 6, de cuando las transferencias educativas no estaban transferidas); fijos; fijos discontinuos; interinos; contratados a cinco horas solo durante las semanas que hay clase; a seis horas; a siete...

Reclama contratos de siete horas diarias para todos y durante todo el año y piden a Educación más flexibilidad para evitar traslados: por ejemplo, que si un niño atendido por un ATE contratado a cinco horas un año empieza a hacer uso del comedor o de la escoleta matinera, se pueda contratar al mismo ATE por más horas en vez de cambiarlo de centro y envíar a otro técnico como sustituto.

Educación admite que estos trabajadores arrastran una problemática desde hace años. Asegura ser consciente de la necesidad de regularizar y homogeneizar condiciones dentro del colectivo e indica que está trabajando con Función Pública para lograrlo, pero también razona que los ATEs se adjudican en función de las necesidades del alumnado que está en los centros y argumenta que éstas varían de un curso a otro o incluso de un mes a otro: niños que antes no requerían asistencia pasan a necesitarla; alumnos que antes precisaban ayuda aprenden a desenvolverse con autonomía...

Ribas subraya que su departamento ha trabajado este año para que estos técnicos no asuman responsabilidades que no les corresponden a ellos sino a otros profesionales: del mundo sanitario (llegan a acuerdos con centros de salud para atender según qué necesidades médicas) o pedagógico (como especialistas en audición y lenguaje, por ejemplo).

Para este curso han recibido 1.600 solicitudes de ATEs desde los centros y, tras revisarlas de forma exhaustiva (lo que Ribas reconoce que ha alargado el proceso), Educación ha rechazado las que no ve justificadas al creer que el niño no requiere ninguna asistencia o sí, pero de otro tipo de perfil profesional y no de un ATE.