La Conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca todavía no tiene un balance de la pérdida de almendros de este año a causa de la sequía y del hongo que les afecta. No obstante, el conseller del área, Vicenç Vidal, quita importancia a la desaparición de variedades autóctonas del árbol y pide "no generar alarmismo". Según la Conselleria, "no todas las variedades están registradas" y minimizan los estudios que señalan que la crisis que sufre el almendro puede acabar con cerca de 300 variedades de este árbol.

En la última década se han perdido casi la mitad de las hectáreas de almendro en Balears, pasando de alrededor de 27.000 a 15.700 en la actualidad, a causa del hongo fusicoccum o fong de la fusta, como se le conoce en el sector. Como informó este diario, la sequía de este año ha agravado el problema y las entidades agrícolas cifran en más de 2.000 las hectáreas que se perderán. Algunas variedades del árbol, principalmente foráneas, resisten mejor al hongo, siendo las autóctonas las más vulnerables. Según los primeros datos de una prospección de campo del Geógrafo Jaume Fornés para su tesis doctoral, de las más de 300 variedades identificadas que hay en Mallorca, desaparecerán hasta un 90 por ciento.

La Conselleria admite el incremento de muertes de almendros en los últimos años a raíz del hongo y de la sequía, aunque lo ciñe a árboles de avanzada edad -"de 30 o 40 años"- o a "cultivos abandonados", extremo que niega el sector, asegurando que afecta indistintamente a árboles viejos o jóvenes, abandonados o cuidados. De momento, según admitió ayer el conseller Vidal, todavía "no hay balance", de las pérdidas este año.

Por lo que respecta a la desaparición de cerca de 300 variedades de almendro que se señala, el conseller pide "prudencia" y "no generar alarmismo". Según el director general de Agricultura y Ramadería del Govern, Mateu Ginard, "es difícil establecer cuáles son las variedades", ya que, afirma, "no todas están registradas" y "se acaban identificando distintas variedades que resultan ser las mismas". Sin embargo, la propia Universitat de les Illes Balears (UIB) referenció en 2010 la existencia de 385 variedades en un estudio para avalar la Indicación Geográfica y Denominación de Origen de la almendra mallorquina.

La Consellería aseguró, no obstante, conservar ejemplares de las distintas variedades en un campo "refugio", según el conseller, de las variedades locales. La desaparición de las variedades autóctonas de almendros a causa de la devastación provocada por el hongo supondrá un problema paisajístico, según alertan las diferentes entidades agrícolas.

"Un nuevo impulso"

El conseller Vidal valoró la situación del almendro aprovechando la visita a la nueva plantación de 15 hectáreas de este cultivo de Son Pou de sa Majorala, en el municipio de Vilafranca y que llegará a las 52 hectáreas. Este tipo de plantación representa, sin embargo, la otra cara de la situación de este cultivo. Se trata de plantaciones de regadío, más intensivas -que producen más quilos de almendra por hectárea cultivada- y que trabajan principalmente con variedades foráneas, más productivas y, sobre todo, más resistentes al hongo que les afecta.

Las ayudas a la repoblación de nuevos árboles de estas variedades más resistentes es ahora la principal estrategia del Govern para hacer frente a la progresiva pérdida de cultivos de almendra en Balears. Las entidades agrícolas señalan, no obstante, que la repoblación es lenta. Al ser preguntado ayer por ello el conseller no aclaró el ritmo al que se está repoblando y se limitó a explicar que "se está trabajando en ello". Por otra parte, indicó que los payeses que detecten síntomas de la afección en sus almendros -como que las hojas se vuelvan amarillentas- pueden encontrar información en la web de la Conselleria. A parte, recordó el director general, Mateu Ginard, también están los trabajos preventivos. El director general insistió en lo que ya señalaron los técnicos de la Conselleria: que una vez el almendro se ve afectado por las esporas del hongo, "ya no hay nada que hacer".

Vidal defendió las nuevas plantaciones en regadío y de variedades foráneas como "un nuevo impulso" al sector del almendro y "un giro en la tendencia" del abandono de la actividad de estos cultivos, bien por los costes de la muerte de los almendrares, bien por la caída de precios que tuvo lugar entre los años 2008 y 2012.

Con respecto a 2009, cuando el precio de la almendra alcanzó mínimos históricos, el pasado año se triplicó el precio. En seis años se ha pasado de los 0´38 euros por quilo de almendra con cáscara a los 1´67 euros el quilo. Vidal animó a "aprovechar la oportunidad que ahora da el precio para darle un nuevo impulso a la almendra", con este tipo de plantaciones "más modernas", según las definió el conseller, a la vez que defendió su apuesta por ampliar las redes de regadió con agua depurada para este tipo de cultivos, hasta ahora principalmente de secano.