Los centros de salud sufren el efecto del verano, la llegada masiva de turistas. La asistencia a los ambulatorios como el de Santa Ponça se duplica respecto al invierno, según afirma su coordinador, Ignacio Ramírez. No supondría graves problemas... si no fuera porque la plantilla no aumenta. Para acabar de redondearlo, se han encontrado con una escasez de medicinas.

La cifra de pacientes al día de lunes a viernes es aproximadamente de 600, y durante los fines de semana, cuando ya no hay consultas, alrededor de 200. "Cada médico tiene hasta 35 citas previas, además de todo lo que venga de urgencia", lo que puede conllevarles cierto estrés. En este caso, los extranjeros pueden suponer un cuarto de la gente que atienden en la población de Calvià.

En el centro de salud de Santa Ponça, a pesar de la gran afluencia de turistas, no pueden contratar a nadie más para compensar la situación. "Quizá tengamos alguno menos, porque falta personal", añade Ramírez, porque se van de vacaciones. Asegura que no tienen problemas para que lleguen nuevos enfermeros, pero la situación es distinta con los médicos, ya que faltan, es decir, no hay suficientes en Mallorca. "Normalmente somos 11 médicos en plantilla y dos médicos y dos enfermeras de guardia cada día". El coordinador sostiene que esto es excepcional en la isla, ya que "en el resto de PAC, a excepción de Palma, suele haber solo un médico y un enfermero de guardia". Por tanto, están mejor que en otros puntos gracias a que son "el centro de Mallorca con mayor presión en urgencias".

Ramírez observa que, a causa de la congelación del número de trabajadores, también se han incrementado las quejas por el tiempo que tiene que esperar la gente para ver a su médico. Es el caso de Blanca Caballero, quien acudió por un dolor de espalda. Durante dos horas y media estuvo haciendo "el recorrido": de urgencias al médico y, de nuevo, a urgencias. "No lo tienen bien planificado", se queja. Pero no todos corren la misma suerte. Andrea Monllaó suele ir al centro de salud de Santa Ponça cada vez que está constipada, y cree que "el servicio de urgencias es muy rápido". "Se agradece, porque en Son Espases puedes estar horas", agrega.

Urgencias, la prioridad

Eso sí, si hay una persona que precisa atención con urgencia, se le da prioridad. "Evidentemente, cualquiera que entre sangrando, con un paro o un cólico nefrítico se atiende al momento y se deja lo que se esté haciendo".

Entre la gente que circula por el ambulatorio, domina el optimismo ante el servicio que les prestan a pesar de la escasez de médicos. Por ejemplo, Juan Ensenyat tiene que ir cada día a rehabilitación por la rotura de dos tendones. Se muestra satisfecho por la atención, ya que el personal es "muy amable" y le atienden rápido.

Jorg Bubbel pasó por el centro por una infección del oído. Además de la rapidez, valora que el médico hablara inglés, un punto imprescindible para una zona donde llegan muchos británicos. También destaca que la explicación que le dio es buena, ya que "hay otros que apenas te cuentan qué tienes". Por otra parte, ha habido una escasez de medicinas en algunas ocasiones. "Ha sido un problema de servicio desde las industrias farmacéuticas hacia la isla", ya que tenían unos cálculos establecidos, según Ramírez, pero se han quedado cortos.

También tienen problemas en cuanto a las infraestructuras, ya que después de más de 20 años abiertos se les ha quedado pequeño. Por suerte, ahora están pendientes de su ampliación. Y el coche que tienen para las asistencias a domicilio ya tiene 17 años. "Los retrovisores están sujetos con esparadrapos", afirma entre risas.

Los principales problemas que presentan los usuarios a estas alturas del año son picaduras de insectos, de medusas o de erizos, aunque también enfermedades como gastroenteritis o resfriados. Cómo no, también suelen tratar a gente que ha tenido un accidente o se ha visto involucrada en peleas.

Problemas etílicos

Entre la gente que reciben, no podía faltar el grupo de personas que ha hecho un consumo abusivo de alcohol o drogas. "En algunos casos llegan en coma etílico y tenemos que derivarlos al hospital", comenta Ramírez. "Hay mucha población, sobre todo de origen británico, acostumbrada a beber mucho". Esto hace que prácticamente cada día tengan que asistir a jóvenes por problemas de este tipo.

A pesar de la imagen de locura que hay en toda la zona de Calvià por el turismo, Ramírez asegura que no le suelen llegar casos raros, como accidentes que puedan resultar cómicos vistos desde fuera. Sin embargo, recuerda que hace siete u ocho años un hombre había pasado un anillo por el pene y no se lo podía sacar.

Para evitar sufrir las enfermedades mencionadas, es básico que haya unas conductas que entren en los hábitos de la población. Un gesto tan sencillo como lavarse las manos antes de comer puede evitar una gastroenteritis, así como beber siempre agua embotellada o ser precavido con la alimentación y no dejar que se pongan malos.