Una semana después de que el aeropuerto se diese de bruces con su propia saturación en un sábado de apagón en la pista en el que también se estropeó durante casi dos horas el sistema que distribuye los equipajes, Son Sant Joan vivió otro sábado de frenesí, esta vez sin tantos sobresaltos, aunque nuevamente con restricciones de actividad aérea ("regulaciones", en el argot técnico) por falta de personal en el centro de control aéreo de Palma. Así que volvió a haber retrasos importantes, sí, pero más o menos los mismos que ha sufrido durante todo el verano la terminal de tamaño medio con más demoras de la red aeroportuaria aeropuerto. Y no es para menos: con menos personal técnico que el año pasado y las infraestructuras un año más viejas, ayer fue el noveno sábado del verano en el que Son San Joan superó los mil vuelos en una jornada, cifra que gana talla si se piensa que el verano pasado eso solo ocurrió dos veces y sirvió para marcar el anterior récord histórico de operaciones.

El nuevo máximo está en 1.096 despegues y aterrizajes en un día, que no fue ayer, sino un sábado de mediados de julio, uno de los muchos días de exceso del verano de todos los excesos. Ayer se vivió otra jornada de agobio, sudores y mucho negocio para la ahora semiprivada empresa gestora de los aeropuertos, AENA: en la terminal de Son Sant Joan convivieron 177.826 pasajeros, correspondientes a los 1.069 vuelos de entrada y salida de la isla programados para el frenesí de la operación salida. Que sigue hoy y mañana. En total, cuando acabe el fin de semana del cierre de agosto habrán pisado el aeropuerto de Mallorca más de 600.000 pasajeros, embarcados en el trajín incesante de 3.681 vuelos.

Muchos van, algunos menos vienen. Y eso es también buena noticia. O eso coinciden en explicar hoteleros, restauradores, comerciantes y empresarios del turismo, que prevén en este septiembre menos gente que en agosto, pero más dinero. Es la tónica de cada septiembre, que este verano se acentuará. O eso esperan. Tras el verano de las familias empiezan las vacaciones de los los grupos de amigos y, sobre todo, de las parejas, el tipo de cliente que alimenta el optimismo empresarial: mientras las familias viajan con el presupuesto más ajustado, las parejas son más dadas al gasto, tanto en los alojamientos como fuera de ellos.

Mejor que el pasado septiembre

Los hoteles, por ejemplo, cuentan que están en niveles de ocupación superiores a los del septiembre pasado. Y ya fue bueno. Además recuerdan que la rentabilidad está subiendo con fuerza, con precios que en julio y agosto ya fueron un 12% más altos que hace un año, y un 51% superiores a los de hace cinco. Con todo, las reservas para la primera quincena de septiembre ya superan en estas fechas el 90% de las plazas disponibles, y están por encima del 85% en todo el resto del mes. Para redondear los registros del negocio del alojamiento, el principio de octubre será fuerte: el primer fin de semana del mes coincide con un puente festivo de cuatro días en Alemania.

De ahí que la oferta de alquiler de casas y apartamentos (legales e ilegales) también tenga ya casi todo vendido, a precios en septiembre similares a los de julio y agosto, que bajan ligeramente (muy ligeramente) en octubre. Con lo que isla abarrote seguirá llena este otoño, aunque no tanto, para alivio de residentes y turistas, que este verano han convivido en el destino del Mediterráneo que ha liderado la ocupación turística y el crecimiento de actividad aeroportuaria, todo animado por la profunda crisis política y social del competidor que más había crecido en los últimos quince años: Turquía.

Buenas previsiones para todos

El optimismo de quienes hacen dinero con el alojamiento tiene réplicas en el resto de ramas: en comercio y hostelería aseguran que la facturación este año está entre un 10 y un 20% por encima de la del verano 2015, que no fue baja precisamente. Pero la clave sigue siendo el otoño: Mallorca está acostumbrada a llenar la caja en julio y agosto. ¿Lo conseguirá en septiembre y octubre? En los restaurantes creen que sí, y en el comercio además de decirlo lo demuestran, con movimientos récord en el puerto, en previsión de las ventas que se avecinan.

Así que Mallorca sigue dinámica por tierra, aire y mar. Y no solo por las mercancías y los pasajeros: las empresas de chárter náutico y los puertos de la isla adelantaban esta misma semana que manejan previsiones de lleno y crecimiento durante el mes de septiembre, antes de que en octubre gran parte de los barcos empiecen a poner la proa a zonas más cálidas en las que seguir alquilando sus servicio, así en Canarias como en el Caribe.