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Bienvenidos al (falso e ilegal) Hotel Hacienda

Prometieron cruzar datos contra el alquiler pero les bastaría cruzar la calle: a unos metros de la sede de la Agencia Tributaria estatal y su equivalente en Balears hacen el agosto edificios enteros de pisos turísticos ilegales

­La temporada turística arrancó con un anuncio público, una advertencia solemne llamada a frenar el alquiler turístico ilegal. Comparecían el vicepresident y conseller de Turismo, Biel Barceló (Més), y la consellera de Hacienda, Cati Cladera (PSOE), que estaban presentando por quinta vez la nueva ecotasa. Al acabar la explicación, los periodistas, picajosos ellos, insistían en preguntar por la aplicación del impuesto a los apartamentos turísticos en edificios residenciales, una modalidad de arrendamiento prohibida en Balears: según la ley legada por el Govern Bauzá (PP) esos pisos pueden arrendarse por días, pero en ningún caso se pueden promocionar como turísticos, recurriendo a webs como Air BNB. La respuesta aquel día, repetida por ambos consellers, fue clara y contundente: no se iba a permitir el agravio comparativo de que hoteles y casas de alquiler turístico legal estuvieran recaudando el Impuesto de Turismo Sostenible, mientras la actividad sumergida hace su agosto en negro, sin pagar tributos de los de siempre ni recaudar la ecotasa nueva de ahora. Y decían más los dos políticos: el Govern balear y la Agencia Tributaria de les Illes Balears cruzarían datos contra el alquiler ilegal con el Ministerio de Hacienda y su Agencia Especial Tributaria.

¿Lo han hecho? Pues en el Govern repiten que sí, que cruzan datos, aunque no está claro cuáles: en la misma manzana en la que están tanto la sede central de la Agencia Tributaria (estatal) en Balears como las oficinas de la Agencia Tributaria del Govern de les Illes Balears (Atib) se ofrece un edificio que da alojamiento turístico para grupos de hasta 24 personas. Bienvenidos pues al falso e ilegal hotel Hacienda, una casa con alojamientos distribuidos en varios apartamentos en distintas plantas, todo en una zona residencial, todo promocionado en AirBNB, todo proscrito por la ley balear, todo en pleno centro de Palma y a la vista de los dos brazos de Hacienda, que contra lo que se cree, no es tan inexorable como la muerte. O no cuando hay que perseguir el alquiler turístico ilegal de la acera de enfrente, que opera con toda tranquilidad e impunidad.

Turismo a la vista de Hacienda

Lo comprobó este diario. Media hora de observación callejera en Palma en el cruce de las calles Cecili Metel y Font i Monteros, bastó para contar cinco viajeros con sus maletas entrando en portales anexos a los edificios de la Hacienda estatal y su hermana balear. Media hora. Imaginen lo que podría verse en las 8 horas de jornada de un inspector, que por supuesto tiene otras muchas irregularidades que perseguir, solo que probablemente ninguna exija solo asomarse a la ventana.

Porque el trajín turístico en la zona es importante. Y no extraña que así sea: a menos de 100 metros de las dos sedes de Hacienda hay diez ofertas de alojamiento en edificio residencial anunciados para turistas en AirBNB, es decir, ilegales según la ley vigente (que gustará o no, pero aún está en vigor). Y en seis de esas ofertas, las que aquí nos ocupan, la cosa se pone intensivas. Casi hotelera. De hecho, el "Hotel Hacienda" sería de verdad un hotel si tuviera la licencia y pagará los impuestos que pagan los hoteles. El resto lo tiene.

Para empezar, hay una recepción. De coordinar la comercialización de las viviendas y recibir a los huéspedes se encarga una persona que dice llamarse Angelina y gestiona en total 16 ofertas en Palma y Platja de Palma a través de AirBNB. Seis de ellas están a menos de 100 metros de Hacienda. En total, en esa manzana, Angelina y su equipo ofrecen alojamiento para 80 personas, en 29 habitaciones dotadas de 45 cama.

En Platja de Palma, el mismo grupo publicita casas enteras con habitaciones para alojar a decenas de personas. Pero están lejos de Hacienda. Así que volvemos a las ventanas de la Agencia Tributaria y sus vistas compartidas con el hotel Hacienda. En el equipo de recepción y comercialización están "Angelina, Anastasia, Raul y Daniel", que se definen como "amigos" y utilizan el inglés para describir sus servicios en AirBNB. Traducimos: "Amamos Mallorca y estamos a vuestro servicio para que tengais una buena estancia. Hablamos inglés, español, ruso y alemán, y entendemos polaco, ucraniano, francés e italiano". Ya quisiera la recepción de algunos hoteles cinco estrellas tal acumulación de idiomas y efectividad, que Angelina y los suyos responde siempre en menos de una hora, según Air BNB.

Estos "amigos" son, de hecho, el modelo de lo que dice el conseller de Turismo, Biel Barceló, que quiere para el alquiler a viajeros: una estructura profesional, de modo que quien se dedique a alquilar su piso a turistas ofrezca calidad. Como estos chicos, que en AirBNB lucen decenas de evaluaciones positivas de huéspedes, y tendrán mucho camino andado cuando Barceló culmine la reforma prometida y legalice lo que ahora se explota de forma irregular. Como es el caso de la oferta de Angelina y compaña, por mucho que donde arriendan no siempre haya vecinos por tratarse en algún caso de un edifico completo. Todo un hotel. Solo que ilegal y con vistas a esas Haciendas balear y estatal que iban a cruzar datos cuando les habría bastado con cruzar la calle.

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