La polémica por el número récord de turistas en Mallorca salta a la calle. La saturación de la isla está generando un debate entre la población: hay quienes defienden que es necesario que vengan muchos, puesto que son quienes les dan su trabajo, mientras que otros sostienen que se debería limitar la cifra de visitantes en Baleares.

En verano la población se duplica, lo que llega a provocar incomodidades entre la gente que reside de forma permanente en las islas. "Este año es terrible", asegura Sara Gourchane, quien trabaja con un touroperador. No está disfrutando ni siquiera de un momento de relax al lado del mar y "se te pasan las ganas de ir a algunos sitios" de la cantidad de gente que se encuentra.

Entre las principales quejas está el tema de la suciedad, ya que los visitantes que Mallorca recibe hace que se incremente el nivel de basura que se genera. En ese sentido, Gourchane apunta que mucha de la gente que la isla acoge es maleducada y que "no respeta la limpieza". Por esa razón, puede afectar también de manera negativa al medio ambiente. No piensa lo mismo Yadira Calderón, que estos días está de turismo y que afirma que "no he visto Palma tan sucia".

La cuestión del transporte también suscita quejas entre los mallorquines. El técnico de laboratorio Bernat Ortega señala los problemas que tiene para ir a la playa estos meses, no solo porque haya demasiada gente, sino por el aparcamiento. "Es un desastre", lamenta. El bus es otro de los puntos calientes, dejando de lado los incendios que han sufrido estos últimos meses, ya que hay líneas que acaban con el cartel de completo. En este sentido, la agente de seguros Ana Giovanna asegura que lo sufre "muchísimo" cada vez que se tiene que montar en uno.

Sin embargo, muchos recuerdan que es precisamente el turismo lo que da de comer a muchas de las familias que habitan en Baleares. Entre ellos está José González, que trabaja de distribuidor. "Tenemos que lidiar con ello", explica, aunque a la vez desearía que se comportaran de manera civilizada. "Con el alcohol la gente se desmadra" y se producen complicaciones, protesta. María Silva es ama de casa, y también ve con buenos ojos que se viva del turismo, pero "siempre con unas reglas", en referencia a los problemas que se experimentan cada verano en zonas como s'Arenal o Magaluf. Estos dos lugares son de los puntos que más conflictos ocasionan, ya sea por el balconing, las peleas con vendedores ambulantes o diversos tipos de conductas incívicas.

En general, los diversos servicios de Mallorca se pueden ver ralentizados. "En el momento en el que te atienden en algún puesto pueden llegar a sufrir conflictos", afirma Giovanna. En contraposición, Calderón está viviendo una experiencia un tanto distinta como turista. "Hemos salido a la discoteca y todo ha ido bien. Hay rapidez en la atención".

Ante esta situación, ¿cuál es la solución? ¿Poner un techo al turismo? En este aspecto también hay división. Entre los que apuestan por limitar el número de turistas está Ortega, quien defiende "que no vengan tantos" y que "más vale que lleguen pocos con dinero". También le parece una medida adecuada a Gourchane para no estar como sardinas en lata.

Por otra parte, el jubilado José Antonio Rodríguez apuesta por "adaptarse a todo" y prepararse para lo que pueda venir. "Si solo fuéramos cuatro gatos, no tendríamos ni baños". Calderón tampoco lo ve como una forma adecuada de resolverlo. "Con un mayor control y reforzando algunos servicios es suficiente" para evitar los problemas que conlleva. Asimismo, Giovanna cree que esto es "un extremo" al que no se debería de llegar.