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Turismo

Todas las plazas turísticas de Mallorca, vendidas en agosto

Solo quedan los peores alojamientos y algunos de los más caros. Hoteles, apartamentos, barcos de alquiler, casas y náuticos viven un verano de máximos

Una calle abarrotada de turistas

­Hace un año leían en estas páginas que Mallorca era el destino de moda, un lugar con más peticiones de reservas que el templo del abarrote veraniego europeo, el Eurodisney de París. Este año, Mallorca va un paso más allá y no solo supera al parque de atracciones de Mickey Mouse y las princesas Frozen en reservas, sino también en aglomeraciones. O de eso se quejan turistas y residentes, agobiados a la par por una Mallorca que lo ha vendido todo: hoteles, apartamentos, barcos, muelles y casas están al 100% de ocupación. O lo rozan.

En el principal portal de reservas de hotel, Booking, detallan que solo el 2% de sus 4.213 ofertas de alojamiento hotelero en la isla están disponibles para estos días y para la segunda quincena de mes. Y lo mismo ocurre con la oferta de apartamentos turísticos legales e ilegales: en el buscador de alquileres HundredRooms (con sede mundial en Palma) documentan que en la isla hay 32.000 ofertas de alojamiento de este tipo, pero para esta semana a negocios como AirBNB les quedan menos de 200 plazas disponibles. Y si lo ilegal se llena, imaginen lo legal: las casas de turismo vacacional están todas reservadas, pese a que están cobrando precios récord, con ecotasa incluida.

Con lo que no queda mucho para elegir. Tanto se ha vendido que alguno ha facturado de más, pese a haber aplicado subidas de precios de entre el 5 y el 15%: los hoteleros reconocen muchos casos de overbooking (vender más plazas de las que tienen) en destinos que rezuman clientes, tales como Calvià, Alcúdia, Can Picafort, Son Servera, Cala d´Or, Muro y Platja de Palma.

El catálogo de alojamientos disponibles se reduce así a tres tipos de oferta. Primera: residencia basura o de baja calidad, tipo habitaciones en piso compartido o camas en estancias colectivas, como refugios y similares. Segunda opción, al otro extremo: quedan las suites más caras de los hoteles y edificios de apartamentos, en los que se llega a pedir hasta 12.000 euros por una semana de hospedaje. Y tercera y lucrativa posibilidad: están libres los últimos rincones de hoteles y apartamentos de nivel medio, solo que a precios de escándalo.

Sobran ejemplos. En la semana del 22 al 28 de agosto, a Air BNB le restan apenas 30 apartamentos en Palma, cuando normalmente la lista se acerca más a los 2.000. Si la búsqueda de hueco se abre a toda Mallorca, crecen las opciones, pero sin bajar los precios. Hay chalés frente al mar por 500, 800 y hasta 1.200 euros la noche. También quedan pisos cuchitril en el centro de Palma por 150 euros la noche: los ofrecen para ocho huéspedes, pero cuando rascas resulta que lo que hay dentro son dos habitaciones y sofás cubiertos por sábanas, algo así como pase sus vacaciones en un piso patera. Hacínese y disfrute.

Son las consecuencias de la piratería, que no solo se da en esos edificios residenciales en los que hay quien se salta la ley para alquilar a turistas: sigue habiendo corsarios en su lugar original, el mar. Lo denuncian en la asociación que agrupa a las embarcaciones de chárter, esos empresarios de alquiler náutico que se felicitan de estar al 85% de reservas en sus 2.000 barcos legales, pero lamentan competir con otros mil piratas que operan sin autorización ni impuestos. Entre unos y otros, el 100% de los amarres están alquilados.

Todo esto crea empleo, aunque no tanto: en la isla que saluda a un 18% más de pasajeros en el aeropuerto las plantillas crecen un esquelético 6%. Eso basta para marcar un récord de personas trabajando, pero también sudando la gota gorda como nunca en la isla del éxito económico y los agobios vitales.

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