En ningún rincón de España crecen más las ventas. Y en ninguna región aumentan más los precios. La combinación de aumento de la demanda de pisos sin incremento de la oferta, en unas islas que ya han agotado su stock de vivienda sin vender, empuja a Baleares a liderar la recuperación inmobiliaria española. O mejor dicho, el archipiélago se recupera mientras el resto de comunidades sufren, con sus precios igual de hundidos, en contraste con un mercado balear en fase de aceleración inmobiliaria, en el que las viviendas se están revalorizando ocho veces más deprisa.
Según revela el último informe de precios de la principal sociedad de tasación de inmuebles, Tinsa, la vivienda costaba en las islas al cierre del mes de junio un 2,4% más que un año antes, salto que contrasta con el 0,3% de avance testimonial del resto del Estado, donde el mercado sigue estancado. El crecimiento de los precios de Baleares, pese a todo, sigue siendo moderado. Está lejos del registrado durante los casi siete años de burbuja inmobiliaria y locura compradora. E incluso está lejos del avance del resto de la economía de las islas, que está creciendo casi al 4% anual, el doble de lo que avanzan los precios inmobiliarios, por ejemplo.
Y aún así la recuperación del sector parece un hecho. No solo porque el precio de la vivienda crece en Balears mientras sigue estancado en el resto de España, sino sobre todo porque la tendencia es clara: las islas acumulan ya cuatro años de revalorización de los inmuebles y aumento de las ventas. De hecho, Baleares fue la primera comunidad en volver a la senda del incremento de ventas de pisos y la subida de precios. Eso hace que el pinchazo inmobiliario haya sido menor: se detuvo en torno al 30% de caída de valor de los inmuebles, y desde entonces ha crecido. El resultado es que hoy el metro cuadrado de vivienda cuesta de media 1.919 euros, un 27,5% menos que los 2.720 que marcaron el máximo, allá por el final del año 2007. Con lo que la castaña ha sido de aupa, pero aún así, la comparación relativiza el dolor: mientras el mercado balear retrocedía un 27%, el nacional se ha desplomado de media un 40,7% , con regiones en las que las caídas son de más del 50%.
La vivienda vale allí, en zonas como Extremadura, o provincias de Andalucía y las dos castillas, la mitad que hace ocho años, un desplome dramático para las empresas del sector inmobiliario y constructor, y dolorosísimo para los millones de familias que habían convertido la vivienda en el refugio de sus ahorros. ¿Qué hace que en Baleares el impacto del golpe sea más suave? Pues el turismo. Los alquileres turísticos en pisos de edificios residencia, pese a estar prohibidos por la legislación autonómica, han proliferado tanto que han tenido un triple efecto: reducir a la mínima expresión la oferta de alquiler de larga estancia y, por el camino, disparar el arrendamiento a turistas y multiplicar la rentabilidad del alquiler.
Vivienda inaccesible
Como consecuencia, llevan casi tres años entrando en las islas inversores extranjeros en busca de activos inmobiliarios. Hay entre ellos tantos particulares (nórdicos, suizos, británicos, alemanes) que aprovechan los ahorros de años de sueldos más generosos que los españoles para comprar vivienda de retiro en Mallorca, pero también abundan los fondos y grupos de inversión, que hacen presa de inmuebles deteriorados de zonas como el centro de Palma, los rehabilitan y los devuelven al mercado ya sea como lujo a la venta o como alquiler para turistas.
El resultado es que el precio medio de la vivienda es en Balears mucho más elevado que en el conjunto de España. Mucho más elevado: los 1.919 euros de media de las islas contrastan con los 1.211 de media estatal. Con lo que los inmuebles son un 63% más caros en las islas, buena noticia para los inversores y para los que tengan ya inmuebles en propiedad, pero un castigo para quienes deseen acceder a la vivienda. O dicho en cifra de comparación odiosa: un mallorquín medio necesita dedicar su salario de 17 años para comprar una vivienda, frente a los 7,8 que le lleva al español tipo.
