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Luis Ladaria

Un hombre de confianza del Papa

Desde 1992 está en el Vaticano, cuando Juan Pablo II le nombró miembro de la comisión teológica internacional. A partir de ahora, el manacorí tiene la misión de ampliar el papel de las mujeres en la Iglesia

Luis Ladaria, en la imagen en el claustro de Montesión, ha trabajado con tres papas.

Un hombre de la confianza del Papa Francisco, que sabe que no conspirará contra él. Así es Luis Ladaria, un mallorquín jesuita que está en el Vaticano a las órdenes de la cabeza visible de la Iglesia y que ahora preside la comisión paritaria sobre el diaconado femenino. Un hombre que, además, ha trabajado también con Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Ladaria nació en el año 1944 en Manacor. Estudió en el colegio Montesión de Palma, donde coincidió con el sociólogo Antoni Tarabini. "Tiene fama de ser silencioso", afirma. "Cuando está en Mallorca, no hay presencia pública suya". A la vez, le describe, como prudente, muy fiel, de mentalidad muy racional y progresista. El periodista Llorenç Riera, quien a menudo ha informado sobre su figura, asegura que es un hombre "extremadamente discreto" y "entregado al estudio y al trabajo". A la vez, asegura que "era un hombre más cercano a Ratzinger", es decir, Benedicto XVI, "pero a la vez sabe adaptarse a la situación de cada momento", ya que ha tratado con los papas desde Juan Pablo II. Por su parte, el superior de la comunidad jesuita de Montesión, Norberto Alcover, le describe como "un hombre centrista, muy equilibrado en su ideología". "El pensamiento de Ladaria es muy ponderado, muy equilibrado, pero abierto al futuro", según cuenta.

Sus estudios

Se licenció en Derecho en Madrid, y en 1966 ingresó en la compañía de Jesús. Además, estudió Filosofía en la Universidad de Comillas y Teología en Frankfurt (Alemania). En 1973 fue ordenado sacerdote y dos años después se doctoró en Teología en la Universidad Gregoriana. A partir de entonces, ejerció de profesor de teología dogmática en Comillas hasta 1984, cuando volvió a la Gregoriana para continuar impartiendo clases. En el mismo centro fue vicerrector desde 1986 hasta 1994.

En 1992 se produce lo que Alcover llama como "ascensión vaticana". El Papa Juan Pablo II le nombró miembro de la comisión teológica internacional. A partir de entonces va recibiendo diversos cargos, también con Benedicto XVI, hasta que este año se le ha encargado la presidencia de la comisión paritaria para estudiar el acceso de la mujer al diaconado.

Este es el puesto más importante que ha obtenido, según Alcover, por el hecho de que trate de un tema sobre la posición de la mujer en la Iglesia. "Estamos ante una medida vaticana de mucha trascendencia, porque siempre hemos estado hasta ahora hablando de esta cuestión y ahora empieza un nuevo momento", razona.

A esto añade que supone "una concepción nueva de la mujer, una asignatura pendiente en la Iglesia, no solo en la sociedad". El encargo, confirma Tarabini, es "muy delicado, que es ver si se puede potenciar a la mujer". "Es un paso adelante, pero no es decisivo. Pero tampoco van a ser muy adelantados, porque saben perfectamente que en el Vaticano tiene un grupo de poder que es muy difícil que permita grandes avances", agrega después.

Esa lealtad de la que habla Antoni Tarabini le ha valido para ir obteniendo cargos de importancia en el Vaticano. "El Papa se fía de él, porque sabe que no le va a hacer una mala jugada, lo cual dice mucho. No es un hombre conspirador, y eso es muy importante", resalta. Esto el sociólogo lo atribuye a que "en el Vaticano no es tan fácil encontrar personas leales".

Por tanto, la cercanía que tiene Luis Ladaria con el Papa Francisco es bastante grande, si bien se trata de dos personas "muy distintas", en palabras de Alcover. "Está entre los primeros cargos con responsabilidad del Vaticano", recuerda, "y, tanto es su nombre, que despacha con el Papa con muchísima frecuencia". "Es uno de sus hombres más cercanos por su condición de secretario de la congregación para la doctrina de la fe", remata.

"Para ocupar un cargo así tiene que ser un hombre con la cabeza especialmente amueblada", defiende Tarabini. "Es un hombre no corre excesivos riesgos. No se lanza: estudia, analiza, saca conclusiones, pero riesgos no va a correr", a lo que añade que no tiene "ninguna tendencia a rupturismos".

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