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Opinión: Marivent seguirá cerrado a Urdangarin, por Matías Vallés

El Rey está en otra parte. Un jefe de Estado que ve rechazadas sus sucesivas investiduras, no puede atender en condiciones ni al magnífico Mediterráneo que inunda su palacio mallorquín. Con un primer ministro que se niega a presentarse ante el Congreso, el cuitado Felipe VI se sacude el zumbido de los moscardones de la política local.

En el momento más atribulado de su peripecia, ningún rey suspira por recibir a José Hila. ¿Un punto de acceso para cruceristas? Felipe VI despachó las audiencias como si se hallara en Marte. Al proponerle Miquel Ensenyat una ruta de Ramon Llull, el monarca debió preguntarse si el beato estaba disponible para instalarse en La Moncloa.

La apertura a los turistas de los jardines de Marivent, lograda por la izquierda republicana para engordar el negocio de los hoteleros, no impedirá que los geranios y parterres permanezcan cerrados para Urdangarin. Los cruceristas se fotografiarán junto a la pista de pádel que el cuñado de Felipe VI convirtió en un casino, desde donde arrebató el dinero administrado por Jaume Matas.

El Rey ama Mallorca. No hay de qué preocuparse, la mitad de los mallorquines ya se han curado de esta afección. Sin embargo, el descabezamiento del Gobierno impide el disfrute de su paraíso estival. Felipe VI se siente devuelto al verano de 1990. Entonces, sus exhibiciones motonáuticas mientras Sadam invadía Kuwait multiplicaron las críticas sobre su adecuación para el cargo que hoy ejerce.

Felipe VI no encuentra candidato, una palabra que evoca la vestimenta blanca o candida de los aspirantes a un cargo en la Roma clásica. El único cándido aquí es el Rey, aferrado al acentuado instinto borbónico de supervivencia. Entretanto, Hila se lamenta de que el año que viene ya no visitará Marivent como alcalde, y no está claro que le franqueen la entrada en calidad de turista.

Desafortunado en política, afortunado en parentela. Felipe VI celebra la recomposición a su alrededor de una familia que galopaba hacia la disfuncionalidad. La isla es terapéutica, así que Sofía de Mallorca y Grecia se reconcilia con su cuñada panameña Pilar de Borbón en Calvià. Más difícil todavía, el exREy y la exReina navegan juntos. En la refundición de la Corona, se puede incluso observar a Letizia fingiendo interés por su familia política. España no tiene ni un presidente del Gobierno, pero disfruta de más de un Rey.

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