Ayer a las 15.00 horas las pantallas de Son Sant Joan eran una mancha roja: el 80% de los vuelos estaban retrasados. El aeropuerto de Palma, uno de los más saturados y el que más demoras acumula en Europa desde que empezó el verano, se mantenía fiel a su tónica y vivía el último domingo de julio como el resto de la temporada: con muchos vuelos, muchos pasajeros y demasiadas operaciones retrasadas. Aunque ayer quizá estaba más justificado: en apenas tres días han pasado por Son Sant Joan 612.000 pasajeros, en casi 3.000 aviones, a los que hoy mismo se sumaran otros 700. La terminal gestionará así 3.713 movimientos durante la principal operación salida de vacaciones de esta temporada turística, en la que el aeropuerto reventará su techo de actividad.

El hito está cerca, si Son San Joan continua encadenando fines de semana frenéticos como todos los de julio. Incluido el último, el que acabó ayer: tanto el viernes como el sábado y el domingo las pistas de Palma recibieron y despidieron a casi mil aviones diarios, y eso son tres días seguidos frisando el récord de 1.096 vuelos en 14 horas, marcado el sábado 23. Así que se entienden los agobios de ayer en la torre de control y en puntos clave como los filtros de seguridad, escenarios ambos del atasco de un aeropuerto que vive al límite.

Y eso que, pese a todo, la mañana empezó bien. La mayoría de los vuelos aterrizaban y despegaban en hora, y el flujo de pasajeros era intenso pero fluido. Constante. La operativa comenzó a torcerse a partir de la una. Y luego el atasco fue de aúpa hasta casi las cinco de la tarde, con ocho de cada diez vuelos del panel de Son Sant Joan pintados del color rojo que identifica las demoras.

La mayoría de ellas rondaban los 40 minutos, pero había algunos retrasos de los gordos, como esos más de 300 minutos (cinco horas) que acumuló un Germanwings procedente de Stuttgart. Estaba previsto para las 13.00, pero a las 18.30 horas Mallorca aún esperaba por él.

Algo parecido pasaba con las salidas, que el aeropuerto está tan al límite que es sensible a todo. Lo explican en torre de control, en la que estos días se ven obligados a poner aviones en cola o incluso tenerlos rodando por el aeropuerto para liberar espacios de parking y hacer hueco en los fingers, para desembarcar a los pasajeros que acaban de aterrizar. Ayer hubo muchos momentos en los que las salidas fueron de hecho más problemáticas que las llegadas, con atascos madrugadores a eso de las diez de la mañana.

El rojo se adueñaba a esa hora del panel para revelar las demoras vuelos de todas las compañías por igual, síntoma inequívoco de que el problema no es la aerolínea, sino la terminal. En este caso la de Son Sant Joan, que ayer a las tres figuraba en portales dedicados a la observación aeroportuaria, como flightstats.com o flightradar24.com, como uno de los más superados por su propia programación, síntoma, también inequívoco, de errores de planificación y falta de plantilla, como vienen denunciando los controladores desde que empezó este verano de los récords.

El más atascado

Las quejas en la torre y el centro de control las certifica con datos flightstats.com, que situaba ayer a Son Sant Joan como el aeropuerto que más retrasos sufría. Otra vez. En el observatorio puntúan todos los aeropuertos de Europa con entre 0 y 5 puntos, una escala en la que el 0 es puntualidad máxima y el 5 es retraso excesivo. Palma se quedaba con un 4,7 a las 16.00 horas. Solo otros tres aeropuertos (Oporto, París y Stuttgart) alcanzaban tal nivel de demora. Pero eso es lo habitual este verano: como leían el domingo en Diario de Mallorca, Son Sant Joan es el aeropuerto con más retrasos este verano. Y parece que así va a seguir siendo hasta octubre, final de una temporada para la que se espera lo nunca visto, 26,4 millones de pasajeros en el aeropuerto de una isla con 869.000 habitantes.