­La morosidad en las comunidades de vecinos de las islas alcanza un valor de 53 millones de euros, según las estimaciones realizadas al cierre del pasado ejercicio por el Colegio de Administradores de Fincas de Balears. La cifra muestra ya una evolución a la baja tras varios años de constante crecimiento, algo que el presidente del citado organismo, Pau Bonet, achaca a la recuperación del mercado laboral. En su opinión, aunque entre un 20% y un 25% de los impagos los protagonizan los "caraduras de toda la vida", en el resto de los casos los retrasos a la hora de hacer frente a las facturas en estas comunidades se debían a que "realmente no había dinero para pagarlas" por parte de las familias más duramente golpeadas por la crisis.

Pero una vez se ha iniciado la reactivación del mercado laboral, la morosidad en las comunidades de vecinos ha comenzado a descender. Así, Pau Bonet recuerda que si en 2013 su valor se cifró en 53 millones de euros para crecer hasta los 55,5 millones en 2014, a lo largo 2015 ésta se recortó hasta los 53 millones para situarse de nuevo al nivel de hace dos años. Y además el presidente de los administradores hace un pronóstico: 2016 se cerrará con una nueva reducción que situará el valor de estos impagados en torno a los 50 millones de euros.

Un dato hay que destacar: de esos 53 millones de euros no pagados, 11,6 millones corresponden a entidades financieras y al Sareb (el denominado banco malo). Los desahucios han hecho que en muchas comunidades haya inmuebles que han pasado a manos de la banca que, según señala Bonet, no es excesivamente cumplidora a la hora de hacer frente a los gastos del edificio.

En cualquier caso, también esta parte de la deuda está mostrando una evolución descendente, ya que ha bajado de los 13,3 millones de euros de 2014 a los ya señalados 11,6 millones de 2015, y en este caso se espera igualmente un nuevo recorte para este ejercicio, aunque derivado de un factor diferente. Según apunta el presidente del citado colegio profesional, la morosidad de la banca ha bajado porque los administradores de las fincas han aprendido a qué puertas llamar para cobrar. Según Pau Bonet, el problema de la banca es que no se mantiene al día de lo que sucede en las comunidades en las que cuenta con viviendas, lo que genera los citados ´agujeros´ hasta que se le reclama el pago.

Esta ecuación, sin embargo, no se aplica en el caso del Sareb (al que los bancos derivaron una parte de importante de sus inmuebles), cuya gestión es calificada de "desastre". Según Bonet, el torno a un 60% de la deuda asignada a las entidades financieras pertenece realmente a este banco malo.

El caso de las promociones

También se reduce la deuda de los promotores (es decir, los impagos correspondientes a las viviendas que no han conseguido venderse dentro de una comunidad de vecinos), pero esta rebaja se achaca tanto al hecho de que parte de estos inmuebles han terminado en manos de la banca como a la reactivación de las ventas, lo que hace que los pisos en manos de estas empresas sean cada vez menos.

Como se ha indicado, del total de deuda, alrededor de un 20% o un 25% corresponde a propietarios de inmuebles que por norma prefieren retrasar el pago de las facturas hasta que se les amenaza con adoptar medidas legales, una tasa que se suele mantener estable independientemente del ciclo económico.