En el nudo gordiano en que se ha convertido la política española, nada es lo que parece. Ni lo que era. Hay en Podemos quien prefiere que gobierne el PP antes que otras elecciones, mientras esos Ciudadanos que prometieron no apoyar a Rajoy sugieren ahora que el del PP gobierne solo y en minoría, controlado por el resto de partidos desde el Congreso. Horas después de que el Rey Felipe VI propusiese formalmente a Mariano Rajoy (PP) como candidato a la investidura, los diputados que representan a Baleares en el congreso analizaban en el programa Al Dia, de IB3 Radio, las opciones de que la legislatura empiece a avanzar, para coincidir únicamente en que no son muchas y en que la peor decisión sería volver a las urnas.

En los cuatro grandes partidos recalcan de hecho que la “investidura de un presidente está aún lejos”. O eso creen los diputados Jose Vicente Marí (PP), Juan Pedro Yllanes (Units Podem Més), Pere Joan Pons (PSOE) y Fernando Navarro (Ciudadanos), que a partir de ese punto de consenso sobre lo difícil que está la investidura muestran una divergencia clara en casi todo lo demás. La falta de puntos comunes es tal que algunos no dicen siquiera ni lo mismo que su partido. Aunque para ser rigurosos, solo uno de los diputados se salía del redil de su formación: era el juez Juan Pedro Yllanes, que criticaba a Rajoy como su líder, Pablo Iglesias, pero aseguraba que peor opción que una presidencia “trágica” del PP sería la repetición electoral.

Antes de eso Yllanes había considerado que era mejor “intentar un gobierno de progreso (de Podemos con el PSOE y los nacionalistas) que dejar el país en manos de Rajoy”. Así que la pregunta caía por su peso: ¿Qué prefiere el diputado Yllanes, un mal presidente, como considera a Rajoy, o terceras elecciones? “Yo prefiero un mal presidente que terceras elecciones. Someter otra vez al electorado a las urnas es el peor escenario, y lo digo siendo consciente de quien es ese mal presidente. La ciudadanía está cansada, lo que nos piden es que de una vez por todas arranquemos. No podemos permitirnos un año de gobierno en funciones”.

¿Cómo deshacer pues el nudo gordiano y que la legislatura arranque? José Vicente Marí, desde el PP, se aferraba a la receta Rajoy: “Ciudadanos ha expresado su voluntad inicial de abstenerse y que gobierne Rajoy, y en el PSOE hay cierto debate. Estamos lejos de formar gobierno, pero un poco más cerca”, resumía Marí, que cree de verdad en que es posible una abstención del PSOE, imprescindible para que Rajoy sea reelegido.

PSOE: “no significa no”

¿Es posible de verdad esa abstención? Pues si en el PSOE no mienten, no: Pedro Sanchez ha insistido en que el voto será siempre no al PP. Y ayer el diputado Pero Joan Pons, cabeza de lista del PSOE por Balears, se ceñía a ese guión, el no a Rajoy, sin dar opciones a que una abstención socialista permita al PP gobernar con Ciudadanos, o incluso en solitario. ¿Entonces para que se va a la investidura, si con el no del PSOE la situación sigue bloqueada? Respondía Pons: “Eso pregúntenselo al señor Rajoy, que ha recibido el encargo del Rey. A él le toca jugar, como decía hoy el señor Martínez Maíllo (PP). Pues que lo hagan, que empiecen a jugar”. Aunque de momento el jugueteo dura ya más de siete meses, para hartazgo ciudadano. “Es el momento de que Rajoy vaya a la investidura y busque aliados, no lo ha hecho en siete meses”, atacaba Pons, certificando que el nudo que atenaza la política española sigue siendo gordiano.

En el bloqueo surgía la voz del diputado Fernando Navarro (Ciudadanos), que recitaba la dos posibles solucione ya expuestas un día antes por su líder, Albert Rivera: o un gobierno de consenso de PP, PSOE y Ciudadanos sin Rajoy, o que todos los partidos se abstengan para dejar gobernar al PP en minoría. ¿No supondría eso abortar el Gobierno desde su investidura, dejando al PP con la Presidencia, pero sin apoyos parlamentarios ni para aprobar presupuestos ni para hacer reforma alguna? Pues Navarro ve ese escenario, nunca visto en España, como oportunidad: “El PP tendría que gobernar con acuerdos. Sería una legislatura inédita con un parlamento decisivo, en la que todo se tendría que pactar. Podría haber consenso sobre grandes asuntos y quizá incluso acordar reformas como la electoral. Sería una legislatura apasionante, más de Parlamento que de Gobierno. Lo que sería bochornoso es llegar a unas terceras elecciones”.

Y la opción sigue viva: pese a la lectura optimista de Navarro sobre la capacidad de acuerdo de los partidos que bloquean España desde hace siete meses, la realidad es que Rajoy tiene hoy los mismos apoyos que en diciembre: solo y exclusivamente los de su PP, que le dejan lejos de ser investido.