Pedro Horrach se ha convertido en el fiscal más mediático de España. En este tiempo ha sentado en el banquillo a Iñaki Urdangarin, a su socio Diego Torres y, muy a su pesar, a Cristina de Borbón. Tras 24 años de carrera, 10 de ellos como fiscal anticorrupción, Horrach cuenta que cuando deje el cargo abrirá un bufete de abogados.

El fiscal anticorrupción de Palma explica cómo este mediático juicio ha cambiado su vida: "Esta causa me ha producido mucho desgaste personal, profesional y familiar. Necesito liberarme. Estar bajo el foco mediático no es mi ilusión, la experiencia ha sido positiva, pero ahora mismo quiero cerrar este ciclo. La presión ha sido dura y tengo la sensación de no ver el final del camino, pero dicho esto, acepto quedarme y finalizar el proceso de Nóos".

De todas las críticas que ha recibido en este tiempo, la que más le ha dolido es "la de que cumplía órdenes porque Cristina de Borbón es infanta. Me he limitado a ejercer mi trabajo de la forma que he considerado más correcta jurídicamente (?). Me han llamado abogado defensor de la infanta, corrupto, perro del Gobierno? Yo no puedo basarme en rumores o sospechas acerca del comportamiento de una persona. Desde mi punto de vista no hay indicios que la vinculen con un delito fiscal. Por eso no la imputé". Horrach denuncia haber sido acusado de formar parte de una confabulación para no imputar a Cristina de Borbón: "Es vergonzoso que cuestionen mi imparcialidad e independencia. Si yo soy el responsable del caso, yo soy el responsable de las decisiones, que son exclusivamente mías".

También se pronuncia sobre las escuchas al ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, y al jefe de la Oficina Antifraude de Cataluña, en las que el primero, refiriéndose a unos informes sobre soberanistas catalanas, decía "esto la Fiscalía te lo afina". El fiscal de Palma advierte: "Si por mí fuera, este señor estaría cesado de manera inmediata e incluso encausado. Lo que no es de recibo es que investiguen quién filtró las conversaciones, pero no su contenido. Y ya me gustaría tener competencia para poder hacerlo, pero no la tengo. Horrach, que dice desconocer por qué la Fiscalía no actúa en este caso, considera esas conversaciones "indignantes e imperdonables. (?) Si en un sistema democrático suceden este tipo de cosas, hay que atajarlas de inmediato. No somos juguetes ni del ministro del Interior ni del jefe de la Oficina Antifraude ni de nadie".

También habla de la actuación de Manos Limpias, única acusación contra Cristina de Borbón, cuyo máximo dirigente fue imputado el pasado mes de abril por presunta extorsión en procedimientos judiciales. En este sentido, el fiscal asegura que se puede dar una situación paradójica: "Que la Audiencia Nacional determine que el sindicato ha sido autor de un intento de extorsión y que la Infanta sea condenada por unos hechos que solo mantenía Manos Limpias". Tras la detención del líder del autodenominado sindicato, Miguel Bernard, Horrach estalló en un receso del juicio contra Virginia López Negrete, letrada de Manos Limpias, y cuenta cómo fue: "Escuché a la señora López Negrete decir que estaba escandalizada y que si las acusaciones fueran ciertas renunciaría de forma inmediata a seguir representando a ese sindicato. Al mismo tiempo, la veía salir en televisión hablando indignada de las cloacas del Estado. Así que en un receso del juicio me giré y le dije que no me creía nada de lo que decía. Los dos elevamos el tono de voz. Ella me preguntó si la estaba llamando extorsionadora. Y aquí acabé la discusión porque no le contesté".

Acuerdo

A la pregunta de si piensa que Miquel Roca, abogado de la infanta, ha actuado correctamente, Horrach niega haber visto nada fuera de lo común, además, le parece inconcebible que pudiera haber buscado una vía alternativa de acuerdo con Manos Limpias. Con respecto a la defensa de Urdangarin, relata que si no se llegó a un acuerdo fue porque "no estaba dispuesto a devolver el dinero". Por último, Horrach desconoce la razón de los intentos del pequeño Nicolás de mediar para que Manos Limpias retirase la demanda contra la infanta: "No le conozco. Y si se hubiera puesto en contacto conmigo hubiera salido con una patada en el culo fuera del despacho y al juzgado de guardia, solo faltaría".