Los isleños han aprendido la dura lección que ha supuesto la crisis económica y, los que pueden hacerlo, se han puesto a ahorrar como locos. Y a reducir en lo posible sus deudas. Con una economía que en estos momentos crece a ritmos próximos al 3,5% y con unos salarios congelados para la mayor parte de las familias, a lo largo del ultimo año los depósitos con que cuentan los residentes en el archipiélago en las entidades financieras se han incrementado un 6,7%, al tiempo que el valor de los créditos vivos se ha rebajado un 4,2%, lo que refleja el esfuerzo que particulares y empresas están haciendo para sanear sus cuentas.
¿Cuánto tienen ahorrado las familias, empresas y administraciones isleñas? Al cierre del primer trimestre de este año, el valor de sus depósitos en las entidades financieras ascendía a 21.698 millones de euros, según los datos facilitados por el Banco de España, lo que supone el incremento antes señalado del 6,7% respecto a los tres primeros meses de 2015, y lejos ya de los 17.784 millones con que se inició 2012. Aunque el momento álgido del ahorro balear se suele producir durante el tercer trimestre de cada ejercicio, coincidiendo con la punta de la temporada turística en la que familias y empresas recargan sus reservas para los meses de invierno, los datos antes señalados ponen en evidencia el esfuerzo que los residentes en el archipiélago están haciendo para volver a contar con un 'colchón' financiero por si vuelven tiempos peores.
Más de 30.000 millones
¿Pero esos 21.698 millones son todo el ahorro balear? En absoluto. Según las estimaciones de las propias entidades financieras, esa cifra supone solo un 70% del capital de sus clientes y es la que figura en los depósitos a plazo fijo y cuentas de ahorro. El 30% restante hay que buscarlo en los fondos de inversión, planes de pensiones, seguros de ahorro y similares, cuya rentabilidad a largo plazo se asegura muy superior. En definitiva, según apuntan fuentes del sector bancario, las reservas de los isleños superan los 30.000 millones de euros.
¿Hay más? Sí, y parte se encuentra en el sector inmobiliario. La nula rentabilidad de los depósitos en los bancos y el miedo que generala elevada volatilidad de la Bolsa hace que muchos ahorradores se estén refugiando en el ladrillo, es decir, en la adquisición de viviendas para poner en alquiler para poner en alquilery obtener así una rentabilidad que, como poco, se puede mover entre un 3% y un 4% en un momento en el que los precios no crecen. Solo que no se puede estimar el importe que suponen estas compras con fines inversores y no residenciales.
Desde el sector bancario se pone de relieve que no solo crece el ahorro, sino que también cambia el destino de estas reservas, con unas cuentan a plazo fijo (el producto típico al que tradicionalmente han recurrido muchos jubilados) en horas bajas.
Si se analiza la letra pequeña de esos 21.698 millones de euros de los depósitos en los bancos, se observa que 777 millones pertenecen a las Administraciones públicas. De los 20.921 millones restantes, propiedad de empresas y familias, 8.263 millones de euros se encuentran en plazo fijo, una cantidad que a principios de 2015 era de 9.405 millones. Las explicación de esta bajada es simple: pocos quieren tener retenido su dinero durante meses, sin poder moverlo bajo riesgo de ser penalizados, para conseguir solo un 0,3% de interés.
De este modo, las cuentas de ahorro y a la vista, de nula rentabilidad pero total liquidez, son las que crecen. Durante el primer trimestre de este año, el valor global de ambas era de 12.658 millones de euros, cuando a principios de 2015 se situaba en 10.195 millones.
¿Y el ahorro con algo más de rentabilidad pero también riesgo, como el de los fondos de inversión? Pese a la constante recomendación de las entidades financieras para que se recurra a estos productos, lo cierto es que se incremento dista mucho de ser espectacular, y se mantiene en la tónica de los depósitos. De este modo, actualmente supone un 30% del total de ahorro gestionado por la banca, lo que equivale a más de 9.000 millones de euros. Pero ese porcentaje crece muy despacio, y apenas se ha incrementado un punto durante el último año (es decir, si ahora alcanza ese 30% antes señalado, doce meses atrás podría suponer un 29%). El hecho de que esta opción no termine de despegar es bien simple: el ahorrador le tiene pánico al riesgo, a la vista de los sustos que la Bolsa ha venido dando durante 2015 y 2016 (el último de la mano del Brexit).
Deuda de los baleares
Como se ha indicado, el esfuerzo de los isleños se ha movido en dos direcciones, y además de elevar su ahorro (aquellas familias que pueden hacerlo), también se ha luchado por rebajar el endeudamiento, tanto en el caso de particulares como de empresas.
El valor de los créditos vivos es en Balears, al cierre del primer trimestre del año, de 32.204 millones de euros. En 2015, por esas mismas fechas, era de 33.626 millones de euros. Y en 2009, a comienzos de la crisis, había llegado a alcanzar los 46.661 millones. Aunque parte de esta deuda (la más tóxica) se ha endosado al Sareb (conocido también como banco malo), se hace evidente la labor de saneamiento de la situación financiera que se ha hecho, ayudada por una economía como la balear, que crece por encima de la media española, y por la reactivación que se ha dado del mercado laboral.
¿El resultado? Si a mediados de 2012 los baleares debíamos 2,3 euros por cada uno ahorrado (en el cálculo de esta tasa solo se tienen en cuenta los depósitos bancarios), en este momento la proporción queda por debajo de 1,5 euros de deuda por uno de ahorro, aunque sigue siendo peor que la media española, situada en 1,1 euros.
