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Caso Rocamar

"Le juro por mi honor que solo tomamos un vaso de agua"

Carlos Simarro, exalcalde de Sóller, niega al juez que se implicara en la sospechosa venta del hotel Rocamar

Carlos Simarro visitó con Martínez los alrededores del hotel Rocamar. J.Mora

"Juro por mi honor que solo bebimos un vaso de agua". Así se expresó ayer el exalcalde de Sóller, Carlos Simarro, para intentar convencer al juez que en ningún momento participó en la sospechosa operación de compra del hotel Rocamar, por el que se investiga si la conselleria de Turismo pagó un sobrecoste de casi un millón de euros. Simarro fue citado como testigo ya que participó, días antes de que se concretara la operación con dinero público, en una reunión en el domicilio de José Francisco Enseñat, el jefe de la Inspección de Turismo, cuya familia se benefició de la venta de dicho hotel en ruinas.

Simarro detalló que, en agosto de 2012, acudió a una visita que el entonces director general de Turismo y después conseller, Jaime Martínez, realizó a las ruinas de este abandonado hotel. Aclaró que fue la única reunión que asistió con respecto a este asunto. Ese mismo día, las personas que realizaron esta visita al Rocamar terminaron en la casa particular del funcionario Enseñat. El juez no cree que fuera un encuentro casual, puesto que fue el padre del inspector de Turismo quien finalmente se quedó con el dinero que pagó el Govern, como supuesta contrapartida a un préstamo económico que realizó al dueño del hotel, Francisco Castañer, quien también ayer declaró ante el juez. La cifra económica que recibió este hotelero era casi idéntica al dinero que tuvo que entregarle al patriarca de la familia Enseñat, que después repartió entre sus hijos. Su primogénito, el jefe de la Inspección, recibió casi 250.000 euros de este dinero público.

Simarro afirmó "por su honor" que este encuentro en el domicilio de Enseñat fue casual. "Lo encontramos en su casa y nos dijo si queríamos tomar algo. Entramos a beber un vaso de agua, porque hacía mucha calor", dijo.

A pesar de la trascendencia y el coste económico de la compra del hotel en ruinas, el exalcalde de Sóller aseguró que en esta reunión informal en el domicilio de Enseñat no se trató el tema de la operación, si bien quizás "se habló de forma tangencial". Aunque era el único edificio en ruinas de Sóller y por el que el Govern se interesó por su compra, para su posterior derribo, el exalcalde aseguró que desconocía que el hotel iba a ser vendido. Tampoco sabía que pesara un préstamo sobre este inmueble. Simarro reconoció que "parece extraño" que la única persona afectada por la compra del hotel les invitara a su domicilio. Sin embargo, insistió, apelando a su honor, que "no tratamos el tema de la compra".

El exalcalde, a preguntas de la fiscal, reconoció que hacía muchos años que se intentaba demoler el Rocamar porque era un edificio en ruina. Reconoció que José Francisco Enseñat, con el que reconoció que le unía una amistad "desde jóvenes", sí tenía interés en esta demolición, puesto que así se creaba una zona verde enfrente de su casa.

El testigo señaló que pidió a los responsables del Govern que dejaran el solar donde se asentaba el edificio "lo más similar al entorno", una vez derruida toda la estructura del antiguo hotel.

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