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En busca de la calidad

Platja de Palma contra el lumpen

Pequeños y medianos inversores han seducido a grandes hoteleros para impulsar Palma Beach, marca colectiva ligada al lujo, con la que quieren sacudirse la fama legada por quienes han hecho del destino un referente para mafias y proxenetas

Ocurrió hace unos días y quien lo cuenta aún lo hace como si estuviera hablando del avistamiento de un OVNI, el nacimiento de un unicornio o la aparición de un turista alérgico a la cerveza en plena calle del Jamón . El narrador tiene un restaurante en la Platja de Palma, un proyecto concebido para ofrecer servicios de alta calidad, en una zona que hasta ahora ha tenido una relación conflictiva con la calidad. Por decirlo suave. El caso es que el otro día les entró en el restaurante un grupito de estadounidenses, gente a la que se le veía un estilo diferente al imperante en la zona. Ni camisetas de tirantes con frases golfas, ni uniforme de manada en despedida de soltero, ni muñeca hinchable, ni chanclas de talla equivocada. "Ya es raro que vengan estadounidenses a esta zona, aunque cada vez hay más, pero en este grupo además se veía que tenían mucha clase", dice el restaurador, que entiende la clase como que hablan con educación y a veces lucen ropa y complementos no falsificados. "Les preguntamos y nos explicaron que venían de Nueva York, algo que no es habitual ver en Platja de Palma". De Manhattan a Platja de Palma y sin pisar ninguno de los negocios que han arruinado la fama de la que fuera la mejor playa de Mallorca. Los neoyorquinos obraban la hazaña de esquivar el lumpen alojándose en uno de los nuevos hoteles de lujo de la zona, y se las apañaban para ir encontrando negocios alejados de la tradición etílica y arrastrada del lugar.

"Este grupo podría ser una anécdota, pero lo cuento porque poco a poco ya no lo es tanto: esto empieza a cambiar, hay otro tipo de clientes en Platja de Palma", subraya el empresario, Mika Ferrer, empresario que, con su hermano, Juan Miguel Ferrer, ha puesto en marcha uno de los 18 negocios que están intentando impulsar la marca Palma Beach, un proyecto solo privado con el que intentan convencer a buena parte de los inversores de que el lujo es una solución para Mallorca.

Por la senda de Ushuaia Ibiza

Y funciona. No es cosa solo de la visita de Mr. Marshall y sus amigos al restaurante de Platja Palma. Los datos de los hoteles apuntan en la misma dirección: esta temporada tanto la ocupación como los precios están siendo mejores que el año pasado, que, por cierto, fue el mejor que ha vivido la hotelería orientada a los niveles adquisitivos más altos. Y con eso cambia el negocio de quienes apuestan fuerte, como los inversores de Mac Hotels, que han reposicionado el hotel Garonda como cinco estrellas. Ahora es el Pure Salt Garonda, una de las joyas de esta otra Platja de Palma, que se está cambiando a sí misma: "Estamos muy contentos con el resultado de la nueva marca Pure Salt. Con el reposicionamiento hacia el lujo nos ha cambiado el tipo de cliente. Antes era casi exclusivamente alemán. Ahora siguen siendo el principal cliente, pero hay un 20% menos de alemanes, mientras aparecen muchos viajeros británicos, estadounidense, árabes. Hay una mayor diversidad de clientes. Creemos que Platja de Palma está en el buen camino para ser un destino más internacional", explica, desde Pure Salt, Heribert Rubiano, que precisamente elogia el esfuerzo que están haciendo desde Palma Beach por lavarle la cara a un lugar estigmatizado por años de turismo barato y por las andanzas mafiosas de algunos políticos y empresarios.

De ahí el entusiasmo generado por el proyecto Palma Beach, lanzado sin más iniciativa que la privada por inversores como Juan Miguel y Mika Ferrer. Suyo es El Chiringuito, un local más verosímil en Seychelles que en Platja de Palma. Solo que está de verdad en Platja de Palma, como negocios también distintos, también innovadores, también en pos de la excelencia, como el MG Café o el Sea Club, impulsado por Pedro Marín, del hotel Playa Golf, que se muestra convencido de que más que una oportunidad de negocio, es una obligación: "Tenemos que dejar una isla mejor a los que vengan detrás. Aquí se puede apostar por un turismo de calidad y sano", dice.

Esa misma filosofía impulsa a otra decena de inversores de pequeño y mediano tamaño de Palma Beach, como El Bonito Soul Kitchen, Ginger Beach, Nana's, Chalet Siena y Al Chile, por citar algunos de los empresarios que están poniendo dinero e ideas para sustituir lumpen por lujo. Y mal no pinta para estos inversores inquietos que se han mirado en el espejo de Ushuaia Ibiza: ya se han sumado a la apuesta grandes del sector como los grupos Riu, Hipotels, Mac Hotels, HM o Iberostar. Dinero llama dinero, en una zona en la que hasta ahora cerveza llamaba a cerveza.

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