Pere Barceló Rigo, el expárroco de Can Picafort que el pasado lunes confesó ante la Audiencia haber abusado y violado en múltiples ocasiones a una niña de diez años, monaguilla de su iglesia, tardará aún algunas semanas en ingresar en prisión.
Barceló se declaró el lunes culpable de un delito continuado de abusos y agresiones sexuales en la persona de una niña de 10, por el que el fiscal Ramón Vázquez y el acusador particular Carlos Nadal solicitaron una pena de seis años de cárcel.
El tribunal, formado por Diego Gómez Reino, Mónica de la Serna y Carmen González, deberá en primer lugar dictar sentencia, donde se recogerá el escrito de calificación del fiscal con los hechos que el exsacerdote admitió haber cometido.
Las sentencias de conformidad son más sencillas de redactar que aquellas en las que los acusados no se han declarado culpables, pero fuentes jurídicas han señalado que el fallo tardará unos días en notificarse.
Después de la comunicación de la sentencia a las partes, habrá que esperar otro tiempo para que ésta adquiera firmeza.
En principio, dado el acuerdo a tres bandas (defensa, acusación particular y fiscalía) sobre la calificación de los hechos y la pena a imponer al acusado, nadie debería recurrir el fallo ante el Tribunal Supremo.
Auto de ingreso
La sentencia pasará a la fase de ejecución y tendrán que seguirse unos trámites antes de que Barceló entre finalmente en la cárcel.
El pederasta confeso pidió el lunes a la sección segunda de la Audiencia que su ingreso en prisión no fuera inmediato, dado que su madre es una persona de avanzada edad y enferma y él necesita unos días para explicarle la situación y dejarla amparada ante su privación de libertad. Diego Gómez-Reino, el presidente del tribunal, le indicó que no era el momento oportuno para hacer ese tipo de alegaciones, que sí podrá manifestar cuando se le comunique la orden de cumplimiento de la condena.
De momento, se ignora si el exsacerdote desea cumplir la pena en la cárcel de Palma o en otro recinto penitenciario español. De hecho, el expresident del Govern Jaume Matas, vecino de Madrid, optó por ingresar en la prisión de Segovia, una cárcel muy tranquila.