El presidente del Consell de Mallorca, Miquel Ensenyat, hizo ayer balance de este primer año al frente de la institución, de la que destacó los logros de lo que denominó como "pacte a la mallorquina" en el que "las siglas políticas se han dejado atrás para un proyecto en común". Valoró el equipo de gobierno como "sólido y plural" y la poca autocrítica que hizo se centró en la poca agilidad que experimentan, cosa que explicó explicó como una consecuencia de la "máquina oxidada" que dijo encontrarse cuando llegó al poder. Lamentó que el Consell "no es tan rápido como querría que fuera" y que sigue siendo más lento de lo que querría.

Así, Ensenyat calificó el año como "muy intenso" y que sigue con "la misma ilusión" que cuando empezó la legislatura. Se marcó el reto de convertir el Consell "en lo que tiene que ser", en una institución "útil, eficaz y rápida". "Siempre ha pasado desapercibida", señaló, por lo que se les hace importante la transferencias de competencias, que recordó que quedaron pendientes.

"Somos los más cercanos", apuntó el vicepresidente y conseller de Cultura, Patrimonio y Deportes, Francesc Miralles, también presente en la rueda de prensa, quien aseguró que son "los únicos que pueden construir discurso de isla". Tirando hacia su área, resaltó la importancia de "asumir el liderato cultural" para "prestigiar nuestra cultura, nuestros creadores y todo el tejido de la industria cultural".

Por su parte, el vicepresidente y conseller de Participación Ciudadana y Presidencia, Jesús Jurado, defendió que el Consell ahora es "más cercano, más transparente y más abierto" y que no llegó para hacer "una simple operación de maquillaje", sino todo un proceso de "transformación social". También hizo mención a la violencia de género, puesto que las agresiones a mujeres por parte de sus maridos siguen surgiendo, lo que provoca una evidente preocupación. Jurado aseguró que este hecho supone "un retroceso social", por lo que reclamó una "mejor atención" a las víctimas.

Asimismo, el presidente del Consell destacó el aumento de los acontecimientos deportivos en la isla, pero que pueden causar molestias, en referencia al Mallorca 312, la prueba ciclista que obligó a cortar muchas carreteras y, por tanto, grandes colas de vehículos. Por eso, afirmó que hay "buscar el equilibrio".

La jornada de ayer también trajo consigo polémica de la mano del PP. El portavoz popular en el Consell, Mauricio Roviera, criticó la gestión de la institución insular, que calificó como decepcionante. Además, pidió la dimisión de la presidenta del Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS), Margalida Puigserver. Afirmó que su gestión de menores ha sido "lamentable" por su incapacidad a la hora de licitar los contratos con las entidades que les atienden, lo que provocó que tuvieran que pedir reconocimientos extrajudiciales de crédito por cinco millones de euros. El IMAS, por cierto, fue uno de los aspectos que remarcó Ensenyat por esa subida de su presupuesto hasta los 155 millones de euros, un 7,8% más que en 2015.

Ante esto, el Consell saltó a la defensiva negando que los menores a su cargo se encontraran en una situación de desprotección jurídica. La directora insular de Menores y Familia, Bea Morales, explicó que los contratos salieron a licitación y se publicaron en diciembre, pero que se presentaron alegaciones por errores en la convocatoria, ya resultos. "Ahora está en pleno proceso de licitaciones", explicó Morales, quien prevé que la adjudicación será "como muy tarde en septiembre".