La crisis en el PP de Balears tras la dimisión forzada por Madrid del todopoderoso José María Rodríguez, calificado por el juez como el "artífice" de la trama del caso de la Policía Local, no quedó cerrada el pasado lunes con su marcha. El sector afín al expresidente del PP de Palma lanzó ayer un desafío en toda regla al máximo mandatario popular, Miquel Vidal. Se negaron a que el rodriguista Andrés Ferrer, destituido el pasado lunes como secretario general del PP, abandonara su cargo de número dos del partido. "Miquel Vidal no me puede destituir, tiene que ser el comité ejecutivo, y por ello sigo trabajando en la sede del PP como secretario general", indicó ayer Ferrer.

El desafío lanzado por Ferrer, hombre de la máxima confianza de Rodríguez, se produce un día después de que el presidente popular le comunicara que no contaba con su confianza y le dejara claro que quería que se marchara.

Miquel Vidal viaja hoy a Madrid para presentar su plan de renovación de la cupula popular al vicesecretario de organización, Fernando Martínez Maíllo. En este plan figura el alcalde de Campos, Sebastià Sagreras, como nuevo secretaria general. Si en la calle Génova 13 le dan su visto bueno, el presidente del PP quiere convocar al comité ejecutivo el próximo lunes o martes para proceder al relevo de Ferrer como número dos. Además, Vidal pretende relevar otros cargos importantes de los órganos de decisión de la formación.

"El presidente Vidal -aseguró ayer Andrés Ferrer a este periódico- me llamó el martes y me comunicó que estaba cesado y que marchara. No obstante, según los estatutos él no puede destituirme, debe ser el comité ejecutivo. Por este motivo hoy -por ayer- yo sigo siendo el secretario general del PP de Balears y estoy trabajando en la sede". Los afines al sector rodriguista, del que se considera miembro a Ferrer, ya apuntaban esta posibilidad el mismo martes por la tarde en las redes sociales.

El máximo mandatario del PP no quiso ayer hacer declaraciones ni valoraciones sobre las declaraciones de Ferrer. Desde el entorno del presidente popular se considera que Ferrer ya es agua pasada y la próxima semana el comité ejecutivo debe ratificar su destitución. El desafío planteado por el sector rodriguista con Ferrer consideran que "es una cuestión de días y todo volverá a su cauce", aseveraron.

Pese a ello, es cierto que los estatutos del partido apuntan, con toda claridad, que el secretario general no depende única y exclusivamente del presidente. Es una decisión que debe ratificarse en el comité ejecutivo que está integrado por unas 113 personas.

Ferrer, pese a que todavía continua siendo el secretario general, apuntó que no tenía conocimiento de cuándo sería convocado el comité ejecutivo para su destitución. "Lo que es seguro es que me tienen convocar, ya que yo tengo derecho a estar como mínimo por ser el presidente de Nuevas Generaciones, además de ser miembro de otros tres órganos que también requieren presencia en este comité", apostilló.

La discordia entre Vidal y Ferrer

Este no es la primera rebelión del todavía secretario general. El pasado mes de mayo ya protagonizó una rebelión contra la cúpula del partido. Siendo el secretario general del PP de Balears, y en plena crisis para acordar un candidato a las elecciones generales en substitución del exalcalde de Palma Mateo Isern, presentó su candidatura para integrar la lista popular al Congreso de los Diputados. Ferrer, incluso, organizó una rueda de prensa para anunciar su candidatura como cuota de las Nuevas Generaciones, junto con otros 23 militantes, y con el claro objetivo de impedir que el candidato del sector crítico, Pere Rotger, saliera elegido.

Aquel pulso de Andrés Ferrer a Miquel Vidal provocó que Madrid tomara cartas en el asunto y designara de forma directa a la delegada del Gobierno, Teresa Palmer, como número uno de la lista al Congreso por Balears. Este episodio, sin duda, fue uno de los principales motivos de la pérdida de confianza por parte del presidente popular con Ferrer.

Vidal destituyó a Ferrer justo un día después de la marcha de Rodríguez con el argumento de que Madrid le había autorizado a acometer cambios en el organigrama del partido que procede de la época de José Ramón Bauzá.